Memoria de mariñáns: Diez mujeres de Lugo en la Residencia de Señoritas de Madrid

Martín Fernández

BARREIROS

Mujeres en la Residencia de Señoritas de Madrid
Mujeres en la Residencia de Señoritas de Madrid ARCHIVO M. F.

Desde Concepción Fernández a Ángeles Pardo, todas fueron pioneras en distintos ámbitos y llevaron la huella de la cultura o el emprendimiento

27 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Diez mujeres de Lugo estudiaron en la Residencia de Señoritas de Madrid entre 1915 y 1936. El centro, creado por sectores de la burguesía culta y liberal para fomentar el acceso de la mujer a la Universidad, se inspiraba en el Krausismo y la Institución Libre de Enseñanza. Sus alumnas fueron pioneras y referentes en varios ámbitos de la sociedad civil. La guerra acabó con aquel aire fresco de modernización científica y educativa y unas marcharon al exilio y otras sobrevivieron o se acomodaron. Pero todas llevaron la huella de la cultura, el emprendimiento, la libertad.

Concepción Fernández López, pedagoga y empresaria, encarnó esos principios. Estudió Magisterio en la Residencia de 1928 a 1935. Era la más joven de los cuatro hijos -Antonio, José, Manuel y Conchita- de Antonio Fernández Fernández, Antón de Marcos, un sarriano que hizo fortuna como tratante de ganado que abastecía los mercados catalán y madrileño. Sus cuatro hijos estudiaron carreras superiores en Madrid, formaron el Grupo Celta -con Fermín Penzol, los López Cortón, Alvaro Gil y Emilio González- y, a partir de la muerte en accidente de su padre, en 1931, decidieron mantenerse unidos y continuar con sus negocios. En 1935, alquilaron Mataderos de Mérida, comercializaron carne en conserva, fresca y congelada y -al coincidir su actividad con la guerra y estar sus fábricas en zona «nacional»- fueron proveedores del ejército franquista, lo que les reportó grandes beneficios. Ya en postguerra, fundaron empresas de enorme impacto en la economía de Galicia y España, entre otras Zeltia, Antibióticos SA, Cementos del Noroeste, Frigsa, Frigolouro, Prebetong, Pescanova o la Caja de Ahorros de Lugo.

En 1950 abrieron el Colegio Fingoi «unha illa de luz, un espacio de libertade, disciplina e contemporaneidade», según Méndez Ferrín, y un centro continuador del espiritu de la Institución Libre de Enseñanza. Antonio y Conchita, sus impulsores, nombraron director a Carballo Calero y ficharon a Bernardino Graña o Ferrín como profesores. Los Fernández López fueron notables empresarios y filántropos y participaron en Editorial Galaxia y la Fundación Penzol. Un edificio del Museo de Pontevedra y una plaza en Lugo llevan su nombre.

Otra lucense en la Residencia madrileña fue Ángeles Pardo Celada (Becerreá, 1904), hija del ginecólogo José Pardo Alfonso y de Luisa Celada López. Estudió Medicina y amplió estudios en Alemania en 1930. A su regreso fue auxiliar de laboratorio del republicano doctor Juan Negrín. La guerra la sorprendió en Lugo y, a su término, abrió una consulta privada que compaginó con su trabajo en la red pública. Trajo al mundo a miles de lucenses y fue pionera en Puericultura. Era una mujer moderna y culta que actualizó conocimientos en varios países del mundo. Falleció en 1988.

Las mujeres se dedicaban, sobre todo, al Magisterio y la enseñanza. Fue el caso de Carmen Pernas Sanjurjo, de Outeiro de Rei, que residió en el centro en el curso 1935-1936 e impartió clases en varias localidades de Lugo. Era hermana de Jesús Pernas Sanjurjo, correspondiente de la Academia Gallega que colaboró con Alvaro D’Ors y fue mecenas del Instituto Padre Sarmiento en 1954 para recoger y publicar las inscripciones romanas existentes en Galicia. Claudia Otero Besteiro (Lugo, 1895) se licenció como maestra en el curso 1919-1920. Fue dueña de la escuela de Sambreixo (Monterroso) y, tras la guerra, sufrió un expediente de depuración y fue destinada a Badajoz en 1942.

Rosario Vila Hernández era de Salamanca pero ejerció como educadora en la Normal de Lugo en 1922 -junto a María Villón del Rey y Victoria Fernández Ortega- cuando el centro estaba dirigido por Carmen Pardo Losada. Tanto Rosario Vila como su familia fueron represaliados tras la guerra y varios miembros del clan marcharon al exilio. Su hermano -alumno y amigo de Unamuno cuando éste era profesor en Salamanca- fue uno de los deportados por la Dictadura de Primo de Rivera a Fuerteventura en 1924 por oponerse a que le dieran la Cátedra de Griego a un clérigo y no a Don Miguel.

Además de Conchita Fernández, la hija de Antón de Marcos, otra hija de una arraigada familia lucense, los Páramo, se formó como educadora en la Residencia de Señoritas: Filomena Páramo Fernández, licenciada en Filosofía y Letras y la primera mujer profesora del instituto lucense de Enseñanza Media que en 1923 participó en el Congreso Pedagógico de Lugo junto a Luis Soto Menor, Carmen Pardo o el focense Salgado Toimil. Estaba casada con el médico Casto González Méndez. En los 50 se trasladó al instituto Cardenal Cisneros, de Madrid. Su hermana Isaura, que cursó con Maruja Mallo Música y Enseñanzas Artísticas en la misma Residencia, era una consumada concertista de piano.

Los profesores Raquel V. Ramil y Serafín Porto concretaron, en el libro «La mujer en la historia de la Universidad», que 45 gallegas estudiaron en el centro homólogo al de Lorca, Dalí, Buñuel o Severo Ochoa, entre las 1.300 alumnas que se formaron en él desde su creación, en 1915, a su cierre, en 1936, cuando su directora, María de Maeztu, marchó al exilio ante el asesinato de su hermano, el intelectual Ramiro de Maeztu, por milicianos izquierdistas. La cifra puede no ser la definitiva.

Del grupo de científicas de Lugo, además de Aurora Sampedro Piñeiro, química e investigadora de San Pedro de Benquerencia (Barreiros), sobresale Rosa Doel Traseira. Era hija de un ayudante de Obras Públicas, Manuel Doel Pallín, y de Consuelo Traseira Carreira. La profesora Isabel Fernández, en «Pioneiras de Ciencias en Lugo», dedica apartados a ella y a su hermana Manuela, gerentes de la precursora Farmacia Doel.

Otra alumna vinculada con Lugo fue la ourensana Carmen Pardo Losada, directora de la Normal (1916-1931 y 1939-1959). Organizó las escuelas graduadas anejas a la de Magisterio y las Colonias Escolares, obtuvo la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y el título de directora honoraria de la Normal lucense. Otra ourensana, la doctora Paz Parada Pumar, ejerció en Lugo (1932-1936) cuando su marido, el doctor Julio Freijanes Malingre, pediatra, fue desterrado a Astorga. Tras la guerra, se asentaron en Ourense, donde ella regentó un laboratorio privado de análisis clínicos y hoy una calle lleva su nombre.