Diego Pernas, un chaval a los 42

Iván Díaz Rolle
IVÁN D. ROLLE VIVEIRO / LA VOZ

A MARIÑA

CEDIDA

El futbolista viveirense del Boal se reencuentra con su «segundo padre» y unos cuantos amigos en un partido trascendental este domingo en Xove

21 abr 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Con 42 años, Diego Pernas todavía da guerra en una categoría nacional de fútbol sala. «Está como cuando éramos compañeros. Todavía marca diferencias y para nosotros es vital», asegura su entrenador en el Boal, Toni Novo, quien también fuera su compañero en el Puerto Celeiro. Este domingo visitarán al Xove en la liguilla de permanencia en Segunda B y se reencontrarán a unos cuantos amigos más que pueden dar fe de la admirable trayectoria del futbolista viveirense.

«No es el equipo de mi ciudad, pero casi es como si lo fuera. Es especial reencontrarme con excompañeros y amigos como Nete, o con Quico Otero, que es como mi segundo padre. También con algunos directivos. Llevo cuatro o cinco años sin competir tan cerca de casa y tengo muchas ganas», explica un jugador que pasó ocho temporadas en el Noia tras marcharse del Pescados Rubén Burela en el 2009.

«Luego estuve en el Stellae, subimos de Preferente a Tercera, y el año pasado, antes de parar por la pandemia, íbamos líderes, pero perdimos el play off de ascenso que jugamos en julio». Ese partido de ingrato recuerdo fue el único que jugó en casi diez meses, hasta que recibió la llamada de Toni Novo para incorporarse al Boal: «Quiso saber cuál era mi situación, porque el equipo en el que jugaba renunció a competir. Le dije que no puedo entrenar, porque trabajo en Padrón, pero que echaría una mano como pudiese en los partidos».

No disponible

Diego Pernas ha ayudado a mejorar a un equipo del Occidente asturiano que solo contaba tres puntos a su llegada. Ahora tiene nueve más, en parte gracias a las siete apariciones y dos goles del viveirense, aunque la permanencia sigue muy lejos. «El Xove también se está jugando la salvación, pero ellos tienen mucho más margen de error. Nosotros si perdemos va a ser casi definitivo», cuenta.

Esa difícil situación clasificatoria, sin embargo, no le quita la ilusión: «Llevo más de veinte años jugando, pero este deporte me sigue apasionando de la misma forma. La verdad es que para no estar entrenando cuando llegan los partidos me veo bien, al nivel del resto. La Segunda B es una categoría exigente, pero tengo muy claro cuál es mi rol, me cuido, salgo a correr y dentro de la pista suelo estar bien colocado. No es por echarme flores, pero tácticamente soy un jugador correcto y gracias a eso aporto cosas».

A su edad, confiesa, la retirada siempre es una opción a final de temporada, pero por el momento no se pone fecha de caducidad e, incluso, habla de una hipotética vuelta a casa para despedirse: «Es muy difícil, pero siempre pensé que me gustaría retirarme donde empecé. De momento, no sé cuánto más voy a jugar. Lo hablo mucho con mi mujer y mi hijo, pero me sigue picando el gusanillo, tengo las mismas ganas que siempre y me veo bastante bien».

El domingo, a partir de las 12 en el centro cívico de Xove, tratará de demostrar a un selecto grupo de aficionados mariñanos que su zurda y su pasión aún son las de antaño. Pocos saben tan bien como el técnico del Xove, Quico Otero, lo que aún puede aportar Diego Pernas, un chaval de 42 años: «Hoy los niños empiezan en la base a los tres años, pero yo empecé en el fútbol sala a los 19, cuando Quico me llamó para ir al Cefire. Hasta entonces era portero en el Viveiro CF y jugaba maratones. Él me lo enseño todo y estoy orgulloso de lo que conseguí como jugador».