Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Turquía, Irán, India, Bangladesh, Singapur, Malasia, Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos, Canadá y EE. UU., son solo algunos de los territorios en los que este ciclista mariñano ha podido compartir experiencias con la gente.
«O meu non é turismo de hotel», dice. Lo creemos a ciencia cierta: sus anécdotas con las personas, cara a cara, también con la naturaleza, constatan que el sentimiento va mucho más allá de lo que pueda vivir un turista de avión y cama de tres estrellas.