Rúa de los caballeros y el viejo Pazo de Rúa

A MARIÑA

27 ene 2015 . Actualizado a las 02:00 h.

Febrero comienza para los Castros Celtas marinos con la celebración de Imbolc, una de las cuatro grandes fechas druidas. Esta vez recibiendo a la nueva luz. Igual que aquellos hombres del paleolítico abandonaban las cuevas y comenzaban la caza. Lo cierto es que en todo el mundo Celta, la fuerza de la tradición «pagana» obliga a la Iglesia a cristianizar tal festividad. Curiosamente, la imagen de la virgen de la Candelaria es morena, lo que de alguna manera la liga con el culto de los caballeros Templarios a su dama, la diosa Isis -La tierra- que traen desde los santos lugares tras esas cruzadas que instaura el reino de Jerusalén.

Reconozco que me siento atraído por el mundo Celta. Mucho más tranquilo desde que el Museo Provincial de Lugo, que dirige con todo entusiasmo mi amiga Encarna Lago, recuperó la colección del tesoro castreño dónde el Torques de Burela es santo y seña de la orfebrería de tal mundo, que por cierto no descartamos se alimentaran de pequeñas ballenas que se aproximaban a enclaves como La Atalaya de Islas San Cyprianus. Rúa de los caballeros. ¿Qué caballeros? La historia habla de los Consejos de Administración de las Reales Fábricas de Sargadelos en el Pazo de Rúa. Estuve visitándolo a riesgo de hundirme con el viejo suelo de madera desde la sala que con hermosos frisos acogió- alguna vez- la convocatoria del Consejo de Administración, seguramente con las ventanas abiertas dejando entrar el olor de las camelias, o quién sabe si con alguna oración en la capilla del pazo.

Lo cierto es que las fragas de Rúa eran con el agua del Rúa y el caolín, razones técnicas para hacer de Santa María de Rúa un lugar importante en la aventura industrial de la familia Ibáñez, que compró el mágico lugar a la familia de Doña Teresa Pardo y Cela que en 1667 había promovido pesquerías de ballenas en Islas San Cyprianus, y que en tiempos de caza de ballenas los mareantes de San Ciprián pagan diezmos a los caballeros del pazo para el mantenimiento de su capilla.

 

 

Entre Sargadelos y Rúa

 

 

Tales afirmaciones sobre la importancia de Rúa se documentan desde la existencia del Manuscrito del que es propietario Don Cesar Vaamonde Lores, dónde aparece la Memoria sobre la Fábrica de fundición de Sargadelos, realizada por el teniente de artillería, coruñés, Don Cesar Español y Saravia, realizada en agosto de 1861.

 

Reconoce que el río Rúa sirve de fuerza motora al complejo industrial, gracias a la presa de piedra de sillería de la que parte un canal que llega hasta la rueda hidráulica del horno.

Pero la relación más importante entre Sargadelos y Rúa hay que buscarla en los montes y fragas. Madroño, Roble, Avellano, Castaño, Abedul, Acebo, Aliso, Brezo, Tojo, Laurel, Sangüeño, Fresno, Plátano, Sauce, Espiño y Serbal. Son 1753 hectáreas comprendidas en territorio de Rúa, San Isidro del Monte, Castelo, Labradela y Regueira. Se corta madera en los meses de noviembre, diciembre, enero y febrero, sin arrancar ni descepar las raíces, para hacer carbón vegetal. Se llegan a plantar 20.000 árboles en el término de Lagoa de Rúa mediante bellota de roble de la mejor calidad. Ibáñez se traerá de Vizcaya a personas instruidas en la fabricación de carbón vegetal para que durante dos años enseñen a las gentes de las parroquias de Cervo.

En la Real Célula de 5 de febrero de 1791, quedan aclaradas algunas cuestiones que afectan a la corta de árboles y su repoblación, se regula la actividad de los curtidores en cuanto a descortezar los árboles, se establece que Ibáñez compense a los vecinos de Rúa con la entrega de veinte fanegas de bellota traída de Asturias. Más adelante se establecen obligaciones entre los vecinos para evitar los incendios, descubrir a los culpables y castigarlos severamente.

Como cada año es, tras la Navidad, la primera fiesta, con misas cantadas, procesiones, sesión vermú, magníficas comidas y baile con orquestas. Toda la corporación acude. Las damas lucen sus mejores atuendos. La «Primavera» reúne a lo más selecto de sus parroquianos. Habrá paz entre merengues y blaugranas. Celestino, Josefa, Nazaret y Julián, serán perfectos anfitriones.

Magnífica velada en casa de Justa. Banquete digno del pazo de los caballeros que se encuentra en frente. A los postres, anécdotas y cantarines. Amistad y cariño.