La vida tranquila en Mondoñedo del exdeán «víctima» del robo del Códice

M.S. CORRAL MONDOÑEDO / LA VOZ

A MARIÑA

PACO RODRÍGUEZ

Con la apertura del juicio a M.F. Castiñeiras, tendrá que dar testimonio

20 ene 2015 . Actualizado a las 05:05 h.

Don José María Díaz Fernández vive una temporada de merecida calma y reposo en su Mondoñedo natal, donde disfruta de la tranquilidad del valle y de la paz que se respira en la ciudad episcopal.

Tras la tempestad que supuso en julio del 2011 el robo del Códice Calixtino y de la que él mismo se consideró «víctima», que lo fue, y que lo pagó con su propia salud, ahora recobró esa paz desde que en diciembre del 2012 dimitió como deán de la catedral de Santiago.

Con la apertura del juicio ayer en Santiago a Manuel F. Castiñeiras como supuesto autor del robo del Códice y de una importante cantidad de dinero en metálico, el exdeán tendrá que dar testimonio en la vista de lo sucedido, algo que puede romper esa tranquilidad de la que disfruta, pero solo será un paréntesis. Por cierto, hay que recordar que la Iglesia como acusación particular reclama 31 años para M. F. C. como autor de los robos.

Hay que resaltar y en letras mayúsculas que José María Díaz Fernández, (hermano del actual deán de la catedral de Mondoñedo, Pedro Díaz), fue quien modernizó el archivo de la catedral de Santiago y por esa labor de décadas (36 años) tuvo ya en su día el reconocimiento unánime de profesores y expertos. Como deán ejercía desde el 2006. Hombre erudito y tranquilo, afable, vio como a su edad (nació en Mondoñedo en 1930) su salud se resentía con todo lo acontecido en torno al Códice, del que él mismo era custodio.

En Mondoñedo vuelve a respirar el aire fresco y la calma del valle del Masma. Hombre discreto, me dicen que se le puede ver paseando tranquilo por las calles de la ciudad, tomando un café y leyendo, también la prensa.

La apertura del juicio volverá a traerle cierta amargura, pues recordar todo lo acaecido no será agradable, pero ahora toca actuar a la Justicia.

En Mondoñedo se le aprecia, se le reconoce su labor, su erudición y todo su trabajo de tantos y tantos años.