Ébola, mal de muchos...

A MARIÑA

20 oct 2014 . Actualizado a las 13:46 h.

Desde el año 1976 se conocía la enfermedad del Ébola. Cuando explicaba salud pública en la Universidad Pública Vasca, formaba parte del programa. Enseñábamos la cadena epidemiológica de estas enfermedades propias del llamado tercer mundo. Sabíamos que los virus mutaban, que del reservorio animal podían pasar a los humanos, convirtiendo a los sujetos sanos en susceptibles de ser fuente de infección, enferma o sana portadora. La salud pública internacional, tenía entre sus retos, romper tales cadenas, evitando epidemias y pandemias.

También, en un Parlamento Vasco, zaherido por la violencia de ETA, dedicamos sesiones a cuestiones tan «prosaicas» como: Las consecuencias del envejecimiento poblacional en la última fase del siglo XX. Los efectos de las corrientes migratorias hacia el mundo occidental. La llegada de nuevas o viejas enfermedades infecto contagiosas, para las que no teníamos conciencia diagnóstica y la población carecía de defensas inmunológicas. Fuímos los primeros en constituir el DAK, contra el SIDA. Fuimos pioneros en el análisis integral del fenómeno de la pobreza coexistiendo con la riqueza.

La importancia de los protocolos

Recuerdo en el Hospital dónde fui jefe de servicio, la existencia de: pautas para el aislamiento, incluso una unidad de enfermos infecciosos. Hemos avanzado imparablemente en la incorporación técnica de herramientas diagnósticas y de tratamiento. La medicina que practicamos se basa en la evidencia científica. A pesar de los recortes, tenemos una red de asistencia sanitaria que abarca la universalidad del territorio y la población. Pero, cometemos errores, de ahí la importancia de los estudios y protocolos que imponen y analizan la calidad del sistema.

No me gusta compararme con el coloso norte americano. Dejé de sentir complejos de inferioridad a medida que conocía la verdad de su mundo más allá de la propaganda cinematográfica. Ahí, una vez más, se les escapa una fuente de infección-contacto con enfermo de Ébola- y emprende un viaje en avión con otros cientos de pasajeros-sujetos sanos susceptibles- Otra cuestión es cómo gestionan la noticia. Algo más que nosotros debían saber de la pandemia del Ébola, cuando hasta el propio Obama, lleva tiempo preocupado y ocupado con el asunto.

Derecho a la salud en manos de cooperantes

Es muy fuerte que la sanidad o el derecho a la salud en África, las condiciones sanimétricas del continente que trata de llegar hasta nosotros huyendo de los cuatro jinetes del Apocalipsis -peste, guerra, hambre, muerte-, siga en manos de voluntarios y cooperantes que lavan las vergüenzas del norte que señaló Benedetti.

Por si fuera poco, descubrimos que, ¡maldita la falta que hace un ministerio de sanidad!. Tenemos las competencias transferidas a 17 fragmentos de Estado. Puede ser Ministro de Sanidad, o Consejero, cualquier gaznápiro de confianza para el poder.

El grave incidente de la auxiliar de enfermería

Por si no era bastante la indignación de la sociedad -pueblo soberano- llega el grave incidente de la Auxiliar de Enfermería -que no Enfermera- en un Centro de Alta Especialización. Sufre un accidente laboral.

El mandarín de turno, político antes que médico, se apresura a echarle la culpa a la trabajadora. Se descubre que la formación del personal para atender los ingresos afectados , fue insuficiente o no han sido entrenados en las técnicas de manejo para el paciente y sus detritus. Se sospecha que el protocolo de actuación no era el adecuado, razón para cambiarlo. Se pasa de las inexplicables vacaciones del personal que atendía a los infectados, a la búsqueda y «captura» de todos los contactos para su aislamiento durante el tiempo que dura el periodo de incubación de la enfermedad o de la viremia. Se crea un comité de expertos, cuando lo que había era un gabinete de crisis política, para evitar los mamporros en el Parlamento.

Que no se vuelva a suplantar al experto

Espero y deseo que se haya tomado nota. Que no se vuelva a suplantar al experto por el político. Que se tenga mucho cuidado con lo que puede llegar de ese mundo rico pero miserable, del sur, que también existe...