Inundaciones en pleno mes de junio, nevadas sin llegar el invierno y ahora un terrible temporal marítimo que ha dejado cuantiosísimos daños materiales, y también humanos. Mientras los científicos discuten sobre la oportunidad de achacárselo al cambio climático, el presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las Especies Marinas (Cepesma), Luis Laria, el artífice de que esté en Luarca la colección de calamares gigantes más importante del mundo, se limita a dar un consejo: «Tenemos que empezar a acostumbrarnos a los temporales».
Laria es el responsable del Museo del Calamar Gigante de Luarca, cuya primera planta voló literalmente por los aires, destrozada por las olas que golpearon con fuerza el muelle de Luarca y sobrepasaron como nunca el paseo marítimo. Las instalaciones estarán cerradas al público durante semanas.
«Hay que acostumbrarse a situaciones como éstas, los temporales serán más abundantes en el futuro», advierte Luis Laria. Lo cierto es que no hace ni cinco meses que tanto A Mariña como el Occidente asturiano vivieron una de sus peores inundaciones, con pérdidas humanas y materiales. Antes fue el ciclón Klaus. En esta ocasión los destrozos han sido en la práctica totalidad de la costa, con olas que han superado los 10 metros de altura en algunos lugares y con vientos de 120 kilómetros por hora. «Las cosas están cambiando y todos tenemos que ser conscientes de que en cualquier momento podemos sufrir estas agresiones del clima, son impredecibles», explica el presidente del Cepesma.
Laria tiene claro que estas anomalías en la meteorología no son atribuibles al cambio climático. Se limita a aconsejar que se tome precauciones y no se tiente al medio ambiente. «Esta es una situación cíclica, que probablemente en el futuro vaya a más y sea más habitual. Por varias razones. No sé si será por el cambio climático, pero estamos viendo que los fenómenos meteorológicos en el mar son más agresivos, más violentos, porque los hombres le estamos ocupando terreno que le pertenece a zonas fluviales y marítimas. Podemos pasar dos o tres meses sin lluvias y después de un día para otro se desbordan los ríos o el mar hace lo que le da la gana».