Son aventados, gente creativa y algo extravagante, utópicos sin prejuicios, atrapados por la fuerza del nordeste y el cálido sur que sacuden San Cibrao
09 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Sopla el nordeste en San Cibrao y los aventados salen a encontrarse con el viento más frío y controvertido de la península de la paz . Julio López Castedo prefiere la calidez del sur. Este coruñés llegó al pueblo hace 32 años. Trabajaba en la fábrica de aluminio Alugasa cuando se abrió la planta mariñana. «Me trajeron para arrancar la factoría, me dieron casa y una mejora en el sueldo y ya me quedé en San Cibrao, de lo que no me arrepentiré nunca; estoy encantado del sitio, de la gente y de A Mariña entera».
La península de la paz «es el pueblo ideal para criar a los hijos (cuatro) y ahora, para estar jubilado», recalca Julio, aventado, igual que tres de sus hijos: Pedro, Naún y Margarita. El viento altera sus biorritmos. En 1997, Julio, Tino Soto y Pablo Mosquera crearon la marca, aventados, una extravagancia que no tardaron en descubrir era compartida por mucha otra gente, aquí y fuera. «Estábamos un día de tertulia y alguien dijo '¿no os parece que en esta península hace mucho viento?'. Empezamos a opinar, 'a mí me encanta el viento, si es del sur me estimula, me motiva, me inspira más que cualquier otro', 'a mí me ocurre con el nordeste...'».
Todas las ideas posibles
Entonces Mosquera propuso convocar a quien sintiera la influencia del viento. Escribió un artículo y, ¡sorpresa!, respondieron de toda España. El 21 y el 22 de marzo de 1997 celebraron la primera comida de hermandad, en la península de la paz, para conmemorar la llegada de la primavera. Surgió sin pretensiones y se ha consolidado. Julio sugirió crear una asociación y se encargó de los trámites. Nacieron Os Aventados, un colectivo variopinto, algo estrafalario e integrador. «Caben todos, de la idea que sea».
Ser aventado significa, «estar un poco loco», explica Julio. Un trastorno que tan solo cura el viento, a unos el sur, a otros el nordeste... «Es tener creatividad, gusto por las artes, romper una flecha por algo que hay que conseguir aunque parezca imposible... Tenemos ambiciones utópicas». Él presume de aventado, como casi todos. Y rondan los 130. Confesos.
Pedro trabaja en el departamento de electrolisis de la fábrica de Alcoa. «Me hice aventado por mi padre». Hay más jóvenes como él en el colectivo, tal vez más pragmáticos que sus padres. «Para mí significa pertenecer a una asociación cultural, participo en cursos de fotografía y ayudo cuando montan cualquier actividad». Pedro se crió bajo la influencia de los vientos que sacuden la península de la paz , «a veces molesto, otras agradable». Su generación pone la mano de obra; sus progenitores, la idea.
El viento como liberación y exorcismo, pero también como pretexto para reunirse y charlar, de la historia y del porvenir; organizar exposiciones, actos literarios, recitales o concursos. Y denunciar injusticias. De Otero Regal partió la idea de los premios, Árdelle o Eixo e Árdelle o Carro; personas o entidades que contribuyen a mejorar la sociedad frente al cainismo de los políticos.
El Dépor, la pesca y el tute
Julio es el vicepresidente de Os Aventados desde siempre [ahora preside Mosquera, el ideólogo]. También es vicepresidente de la Peña del Deportivo de Lis, «la enfermera, la más deportivista, fallecida». Ha colaborado en todas las fiestas de San Cibrao, impulsado por todos los vientos, de mar y de tierra. Su hijo es géminis, como él. Comparten la pasión blanquiazul y la afición por la pesca, la fotografía o el tute. Y el viento.