Crónica
19 may 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Actor secundario de lujo y juez implacable. El público tardó poco en copar protagonismo en el debate celebrado el viernes. Hubo aplausos, carcajadas, abucheos, pitos y hasta algún enfrentamiento que obligó a intervenir a la Policía Local. Los cuatro candidatos a la alcaldía de Viveiro recrearon en el proscenio del Pastor Díaz la disputa de los plenos eso sí, con dos actores noveles, Leal y Goás, ahora líderes de sus partidos. El primero llegó con papeles, cargado de datos y una lista de obras y proyectos ejecutados por el PP en Viveiro, desde paseos marítimos a la comisaría, viviendas sociales o la ampliación del puerto. Fue interrumpido por el público. «¡Eso é gobernar!», gritaban los suyos. «¡A ponte romana tamén!», ironizaban otros. Sus cifras superaban con creces las atribuidas al bipartito. «No haga trampas señor Leal -le instó Roel-, cuando mira sus números lo suma todo, la inversión del Concello y la del resto de Administraciones; cuando mira los nuestros sólo la parte municipal (...). El paseo fluvial lo hizo el Ministerio de Medio Ambiente». «¡Sí señor, las cosas claras!», jalearon los seguidores. Leal trató en vano de «falar en positivo» y escapar del pasado, que sus contrincantes se????hartaron de echarle en cara. «É difícil non falar do que pasou porque condiciona o de hoxe», apuntó Expósito. El debate dejó muchos clichés y algunos lapsus. «Agora que andamos polas parroquias...», dijo Goás. «Vai sendo hora...», apuntó Leal. «Vai ser difícil catalogar a igrexa de Covas», señaló éste. «Infórmese, ya estaba catalogada en el Pxom que hicieron ustedes», le aclaró Roel. A Expósito se le deslizaron «os 3.000 millóns que deixaron de débeda (no reconocida)», cuando eran 3,7 -¡abondo!, clamó Roel-, más 7 de deuda bancaria. Pese a la bronca del público (apasionado y, por veces, visceral), la tensión y el rifirrafe de los primeros actores, hubo hasta un momento de cuchicheos y risitas entre Leal y Roel. Pero las posturas estaban claras. El PP juega solo, él contra todos y todos contra él, y la crispación y el insulto de los que Leal reniega le persiguen. A Goás, Roel y Expósito no llegaron a agotar el tiempo de sus últimas intervenciones.