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La Voz D.C. | LUGO

A MARIÑA

LEANDRO

El delegado sindical de la CIG insiste que no colocó la bandera en el «cuatro latas» de Medio Ambiente que utiliza en su trabajo y que tampoco nadie se la mandó retirar

25 mar 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

A Pablo Santos López, un funcionario de la delegación de Medio Ambiente, le abrieron un expediente disciplinario por llevar adherida en el Renault 4 oficial con el que se desplaza una pegatina «no oficial». Resultó que no era del Real Madrid, ni del Dépor, ni tan siquiera de las típicas de I love Galicia o Lugo no tiene desperdicio . Era del cada vez más molesto para las autoridades competentes movimiento Nunca Máis. Santos López asegura, sin embargo, que él no colocó la pegatina y que nadie previamente le advirtió de que debería retirarla. Por ese motivo, cuando el pasado día 14 recibió la notificación de que se le incoaba un expediente, tuvo que leer varias veces el motivo: «por levar adherida no vehículo oficial asignado unha pegatina coa lenda Nunca Máis, incumprindo as instruccións dadas polos seus superiores, nas que se requería a retirada inmediata nos vehículos dos servicios de calquera pegatina non oficial, o que pode ser constitutivo de falta disciplinaria, que é necesario investigar». Medio Ambiente lo niega Fuentes del departamento del conselleiro Xosé Manuel Barreiro declararon a Efe que no tenían constancia de las instrucciones, ni de que se pretendiera sancionar a ningún funcionario. La CIG, sindicato del que es delegado de personal y por el que se presenta a las elecciones del 3 de abril no podía creérselo tampoco. Su secretario de administración autonómica, Manuel Ferreiro, dejó caer ayer la posibilidad de que alguien le colocara la pegatina de forma intencionada «o catro latas de 13 anos, que usa Pablo nos seus traballos de campo, cando sabemos que os xefes andan con todoterrenos pola cidade». Ferreiro recordó que estas actitudes son más propias de un parvulario, que de los dos dirigentes de la Administración, en referencia concreta al delegado de Medio Ambiente y al secretario de este organismo. Tampoco dejó pasar la ocasión para recordar la denuncia presentada en la fiscalía contra este último cargo por utilizar el vehículo oficial -no era precisamente un R-4- para «usos particulares como carretar piensos». Insistió en que el caso no había llegado a mayores porque el delegado salió en su auxilio firmando un escrito en el que autorizaba a su subordinado a usar el vehículo las 24 horas.La CIG asegura que no le preocupa el expediente porque considera que carece de fundamento legal. Lo que sí valora es presentar una denuncia por una posible vulneración de los derechos sindicales. Argumenta que «Trátase dun intento de introducir o medo nun candidato, intentando atemorizar á colectividade que esta persoa pretende representar».Ferreiro insistió en que Pablo Santos no colocó la pegatina «nin ten constancia da orden nin é función das persoas desta profesión intervir no mantemento de vehículos». «En todo caso -añade-, se fose como din, debería indicar a qué taller tiña que levar o vehículo para facer a intervención de extracción do autocolante, sin alterar o estado da pintura, e en qué prazo debería facelo». Ferreiro instó a la Xunta a que exija que se retiren de los vehículos de la Xunta otras pegatinas que tampoco son oficiales. La rebelión docente No quedan tan lejos los ecos de la circular del 12 de marzo, remitida por la Consellería de Educación a los directores de los centros, recordándoles que los tablones de anuncios sólo se pueden usar para «fins propios do servicio público docente» y la ilegalidad de cualquier tipo de publicidad o propaganda sobre «cuestións alleas ó ámbito que competencialmente lles é propio». La respuesta no se hizo esperar y la Coordinadora da Asamblea de Profesores de Lugo solicitó la dimisión del conselleiro Celso Currás y del director xeral de centros, Alberto González Armesto, junto con la retirada de la circular. A esta petición se sumó también el claustro de profesores y el consejo escolar del IES Nosa Señora dos Ollos Grandes. En el Xeral la orden cursada por la jefa de enfermeras a una subordinada que llevaba una pegatina contra la guerra no tuvo el respaldo público del estamento superior del centro, que se desmarcó de la instrucción. Con todo y eso casi todo el personal lleva uno u otro símbolo.