«Comprendo que no tengo derecho a vivir aquí sin pagar»

f. fernández REDACCIÓN / LA VOZ

REDONDELA

FERRAN NADEU

La gallega que casi es desahuciada en Barcelona teme quedarse en la calle

07 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El miércoles intentaron desahuciarla del piso en el que reside sola en Barcelona por cuarta vez en un año. No paga el alquiler desde entonces porque no tiene dinero. Y no tiene dinero porque no trabaja. Y no trabaja (es actriz) porque no puede. Se lo impide el síndrome de fatiga crónica severo que padece, combinado con otras dolencias como fibromialgia y osteoporosis. Su cuerpo le duele de forma atroz casi constantemente y sus piernas apenas la sostienen, por eso se mueve en silla de ruedas. María Goretti Guisande nació en Redondela hace 38 años y se ve en la calle. El desalojo se paralizó gracias a sus informes médicos.

El jueves permaneció totalmente incomunicada, pero ayer su teléfono dio señal y contestó. Lo hizo para explicar que su situación no había cambiado, que seguía aguardando que los servicios sociales de Barcelona le asignasen un piso y que la Seguridad Social le reconociese la incapacidad y le asignase una pensión.

Pero en estos días sí hubo otras novedades y buenas: «De la Administración, nada, pero he recibido mucho apoyo de organizaciones de enfermos, de amigos de Galicia que hace tiempo que no veo...». Una frase le dio esperanza: «No te preocupes María, no estás sola». Se la dijo por teléfono una representante de una organización de afectados del síndrome que padece en Madrid, quien también le avanzó que ya están recaudando dinero para que no le falte comida. «Se me hizo un nudo en la garganta», confiesa.

Pero María ya no estaba sola. Junto a ella está la asociación antidesahucios 500x20 y el colectivo Ronda, que le proporciona los abogados que están peleando por ella. Con su familia no cuenta: «Mi madre no puede ayudarme, ni yo a ella», lamenta.

De momento, sigue en el piso de alquiler, pero «vivo con miedo a la siguiente citación del juzgado» con el anuncio del quinto intento de desalojo. María da por hecho que va a perder el piso. «Esto no es mío, es de un señor jubilado que no depende de mi alquiler para vivir, pero yo no tengo derecho a vivir aquí sin pagarle, lo comprendo».

Si alguien le dice a María hace diez años que se vería en semejante situación, no le creería: «Nunca estuve parada, si no era un desfile, era un reportaje o algo de publicidad, nunca he sido rica pero he vivido sin problemas». Pero ya nunca podrá volver a trabajar.