El régimen sirio moviliza en la calle a decenas de miles de partidarios
30 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.El jefe del Estado sirio, Bashar al Asad, prevé anunciar hoy reformas en un discurso a la nación, su primera intervención desde el comienzo del movimiento de revuelta sin precedentes contra el régimen autoritario que controla el país desde hace casi medio siglo. Al Asad, que llegó al poder en el 2000 tras haber sucedido a su padre, que dirigió el país con mano de hierro desde 1970, debe formar también un nuevo Gabinete para aplicar las reformas, tras la dimisión ayer del que encabezaba, con un perfil tecnocrático, Mohamed Naji Otri desde el 2003.
Entre las medidas de liberalización que, previsiblemente, anunciará el presidente se encuentra la abolición del estado de emergencia que priva a los ciudadanos de la mayoría de las libertades públicas. También anunciará medidas contra la corrupción. Con el fin de tener las manos libres para ejecutar estos movimientos, al Asad aceptó la «dimisión» del Gobierno de Mohamed Naji Otri, al que le pidió que se ocupe solo de los asuntos corrientes, según la agencia oficial Sana. El concepto de dimisión es solo un eufemismo porque Siria está regida por un sistema presidencial en el que el Gobierno aplica las directivas del jefe del Estado.
En paralelo, y con el fin de mostrar que Siria no es ni Egipto ni Túnez, donde los presidentes cayeron a causa de revueltas populares, el régimen ha movilizado a decenas de miles de personas que participaron en una concentración en la gran plaza de Damasco.
«Por nuestra sangre, por nuestra alma, nos sacrificaremos por ti Bashar», gritaban los manifestantes, llegados a pie o en autobuses a la plaza Sabaa Bahrat, frente al Banco Central, donde se instaló un enorme retrato del jefe del Estado. «Dios, Siria, Bashar: eso es todo» y «Uno, uno, uno, el pueblo sirio es uno», clamaban los manifestantes, que llevaban banderas sirias y retratos del presidente así como banderolas donde podía leerse «No a la disensión confesional». Siria es un país multiconfesional y multiétnico con una mayoría de suníes y minorías de alauíes, que controlan el poder.
La televisión pública mostró manifestaciones idénticas en las principales ciudades, con excepción de Latakia, el mayor puerto del país, donde las autoridades habían pedido no reunirse por razones de seguridad. En Deraa, epicentro de la contestación, 300 personas se manifestaron contra el poder coreando «¡Revolución, revolución!» y «Dios, Siria, libertad».
Desde que empezaron las protestas han muerto unas 130 personas, según cálculos de la oposición, aunque, según el Gobierno, las víctimas mortales son una treintena. La oposición acusa a las fuerzas de seguridad de ser responsables de esta represión, pero el Ejecutivo sostiene que los disturbios fueron causados por bandas armadas.