Charles Taylor es acusado por asesinato y mutilación de civiles, uso de mujeres y niñas como esclavas sexuales y reclutamiento forzoso de niños y adultos en la guerra en Sierra Leona.
14 jul 2009 . Actualizado a las 18:54 h.El ex presidente liberiano Charles Taylor ha reiterado su inocencia ante el Tribunal Especial para Sierra Leona (TESL) en una vista en la que ha declarado en calidad de testigo de su propia defensa.
Taylor, primer líder africano juzgado en un Tribunal Internacional, está imputado por el TESL desde junio de 2003 y tres años más tarde se le detuvo y fue trasladado a La Haya para la celebración de su juicio. Este cambio de localización se debió a razones de seguridad y al temor de que su proceso desestabilizase la zona.
El juicio, cuyo veredicto podría conocerse en 2010, comenzó en junio de 2007 y hasta el momento han declarado 91 testigos por parte de la fiscalía.
«No soy culpable de ninguno de estos cargos», proclamó Taylor desde la mesa de los testigos, vestido con un traje oscuro y usando unas gafas de sol que no se quitó en todo el interrogatorio.
El ex mandatario liberiano se enfrenta a once cargos de crímenes de guerra y lesa humanidad por fomentar el enfrentamiento civil que sufrió Sierra Leona entre 1991 y 2002 y que causó cerca de 50.000 muertos.
Entre otros, se le imputan los crímenes de asesinato y mutilación de civiles, uso de mujeres y niñas como esclavas sexuales y reclutamiento forzoso de niños y adultos en la guerra en Sierra Leona.
Es la primera vez que un ex presidente declara bajo juramento en calidad de testigo y en su propia defensa ante un tribunal internacional.
Extrañado ante las acusaciones
Hablando en todo momento con gran seguridad, el acusado ha subrayado que todo son fundamentados sobre «malas informaciones, mentiras y rumores», y ha declarado estar «todavía perplejo de estar aquí sentado». En referencia a la acusación, ha dicho que «no puedo entender cómo mucha gente ha llegado a creer estas mentiras (...) porque es imposible que ocurriera lo que han oído».
Taylor, presidente liberiano entre 1997 y 2003, mantuvo que siempre ha trabajado por la «justicia y el juego limpio» y se ha declarado un «demócrata» y que sus ideas políticas persiguen la «liberación de África, para que los africanos puedan resolver sus propios problemas».
Según Taylor, en Liberia «reinaba el terror» con el gobierno de sus predecesores, y él llevó el «orden» y la restauración de la democracia en el país.
Ha explicado que tomó Liberia en 1989 al frente de las Fuerzas Nacionales Patrióticas de Liberia (FPNL) para «traer un cambio total, la democracia y el estado de derecho», declarando que durante ese golpe, que desencadenó una guerra civil y causó miles de muertos y casi un millón de refugiados, «no hubo una matanza indiscriminada de gente».
Taylor ha negado cualquier ayuda a los rebeldes del Frente Revolucionario Unido (FRU) en la invasión de Sierra Leona, pero ha admitido que proporcionó «pequeñas cantidades de armas y munición para la protección» de Liberia, al considerar que ésa era su «obligación como presidente».
También ha negado que hubiese recibido diamantes a cambio de colaborar con ese grupo revolucionario, que es uno de los postulados de los fiscales. Y ha explicado durante el interrogatorio su trayectoria familiar y política, resaltando que sus orígenes «fueron muy modestos», que su madre era una aborigen africana que había ido a servir a casa de su abuela y que fue educado por la madrina de su padre.
Sus intereses políticos se desencadenaron en su estancia en EEUU, donde se graduó en Economía y donde en 1972 fundó una asociación que reunía a diferentes agrupaciones de liberianos.
Taylor ha explicado que con esa fundación, la Unión de Asociaciones Liberianas en América, ya pretendía conseguir un cambio «político, pacífico y democrático» en Liberia.