«No había llanto de niños, todos estaban inconscientes o muertos. Los cuerpecitos los pasamos unos a otros para sacarlos», relató Roberto Bustamante, que vive frente de la guardería. Fue el primero en llegar al centro infantil y derribó a mazazos una pared. Al entrar, sin poder distinguir nada entre el humo, sus pies tocaron a varios niños que yacían en el suelo.
«Esta es una tragedia espantosa, pero el fuego no se originó en mi empresa», dijo Víctor Hugo Ayala, dueño de Llantera Ayala, señalada inicialmente. «Primero se escuchó una explosión, al parecer de un vehículo dentro de un bodega anexa», añadió. El presidente de México, Felipe Calderón, que expresó su profundo dolor, ordenó investigar la tragedia para «deslindar responsabilidades». El Gobierno envió a 15 médicos expertos, tres ambulancias aéreas y diverso material médico y medicinas. Varios heridos serán trasladados al estado de Jalisco y uno fue al hospital infantil estadounidense Shriners (Sacramento), especializado en quemaduras graves.
La mayoría de los niños murieron en los hospitales. Doce presentaban quemaduras en el 70% de sus cuerpos. Y hay seis adultos ingresados. En hospitales de Hermosillo, los padres buscaron desesperadamente a los niños y en la Procuraduría de Justicia se vivieron escenas de angustia y desesperación de familiares y padres que no sabían qué había ocurrido con sus hijos. Los hospitales pidieron la donación de sangre.