Lo que en otro momento hubiera supuesto una obligación en su gestión como primer ministro, Gordon Brown recibió con alivio alejarse de Londres y asistir en Francia a los actos de conmemoración del día D. La sensación de calma que Brown vivió ayer era el preámbulo a la batalla que le aguarda a partir de hoy para poder mantener su cargo. Los resultados de las elecciones europeas y la amenaza de una actividad a cara descubierta de los laboristas rebeldes van a poner a prueba los nervios del premier en las próximas horas.
Dos cosas pueden ocurrir hoy. Por un lado, que se cumplan las expectativas y los laboristas cosechen otra humillante derrota electoral en las europeas. Por otro, que los rebeldes se pongan en pie de nuevo publicando una lista con más de cien nombres de parlamentarios que quieren la destitución de Brown.
El martes, el día clave
El ex miembro del Gabinete Stephen Byers ha advertido ue el martes puede ser el día en el que el laborismo considerará si Brown ha sobrevivido a la crisis o por el contrario es necesario que ponga su cargo a disposición del partido.
Una encuesta publicada ayer por el diario The Mail indicaba que uno de cada cinco laboristas de base (el 21%) quiere que Brown abandone su cargo de secretario general ya, mientras que algo menos de la mitad (47%) quieren que continúe en su cargo hasta las próximas generales. Un 66% de los activistas laboristas acusan a Brown de ser mal comunicador.
Para evitar que se le malinterprete, Brown volvió a indicar ayer como hizo el día anterior que seguirá peleando por mantener su cargo. «Continuaré siendo el primer ministro fiel a unas políticas de empleo, salud pública, educación y seguridad ciudadana, que construirán el Reino Unido del futuro», dijo.
Por otro lado, el primer ministro tuvo que hacer frente ayer a otra deslealtad de una colaborada, Caroline Flint, subsecretaria de Estado para Europa, que abandonó su cargo el pasado viernes. En su carta de dimisión, Flint indicó a Brown que «algunas de las mujeres que nos sentábamos en el Gabinete, incluida yo misma, hemos sido tratadas por usted como meros adornos».