Los movimientos sociales altermundistas discuten en Belem alternativas para invertir el signo de la globalización
01 feb 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Mientras los líderes y empresarios mundiales debaten en Davos soluciones a la crisis, 100.000 altermundistas de los movimientos sociales buscan en la amazónica Belem cómo poner en práctica su lema «Otro mundo es posible».
«La crisis nos pone un desafío enorme, con muchas consecuencias posibles: o la gente estará tan afectada que no reaccione, o habrá revueltas, o puede ser que consigamos llegar a una resistencia organizada que nos lleve a las alternativas que queremos», opina François Houtart, presidente del Centro Tricontinental (Cetri), con sede en Bélgica.
«Si el [Foro Social] no da respuestas a la crisis del neoliberalismo, si no tiene respuestas para la paz en el mundo, para construir modelos alternativos, se quedará atrás», advierte por su parte el filósofo brasileño Emir Sader, al pedir a los altermundistas que se actualicen ante la «lucha real».
Más de 2.000 seminarios y debates fueron programados en los cinco días que ocupa el Foro, buena parte para debatir la crisis y la «construcción del poscapitalismo».
Una tasa sobre las transacciones internacionales que revierta el dinero en los países pobres, la eliminación de la deuda del Tercer Mundo, comercio justo, economía solidaria: las propuestas son innumerables, y también las organizaciones que las proponen, que comprenden asociaciones comunitarias, oenegés, sindicatos, partidos y personalidades de la izquierda, que buscan cómo mejor usar sus armas: la opinión pública, la presión y la protesta. En el Foro, por primera vez poco se mira al contrapuesto Davos, al que los altermundistas consideran fracasado por representar el modelo del capital en crisis.
«No es Davos el que está dando las alternativas. Fueron ellos los que crearon esta situación y son parte de los derrotados», ha destacado Cándido Grzybowski, uno de los organizadores del Foro.
El activista filipino Walden Bello apostó por una actitud más politizada del Foro Social: pidió que asuma posiciones en los grandes temas y que se aproxime a iniciativas políticas progresistas, para que sea «una fuerza efectiva de intervención que pueda cambiar cosas en la globalización». «Estamos en momento de ofensiva, no de trincheras», declaró el presidente venezolano, Hugo Chávez, en el Foro Social.
Entre los altermundistas parece prevalecer la idea de que el Foro debe seguir siendo un espacio en el que los movimientos se articulan, y no un movimiento en sí, con una única voz. Y aún, que debe mantener distancia de los políticos. «Espero que los Gobiernos sigan a los movimientos y no los movimientos a los Gobiernos», manifestó Gina Vargas, socióloga y feminista peruana.