El primer resultado de la cumbre ha sido permitir al presidente sirio Bachar el-Assad volver a la escena internacional con el apoyo de Sarkozy, quien anunció, tras reunirse con él y el presidente libanés, Michel Suleimán, que Beirut y Damasco intercambiarán embajadores por primera vez. «Un progreso histórico» que supone el reconocimiento sirio a la soberanía de un país que siempre ha intentado tutelar militarmente y el primer éxito diplomático del presidente francés.
Todo está dispuesto para que El-Assad y el primer ministro de israel, Ehud Olmert, se sienten lo más lejos posible en la mesa del plenario, aunque Sarkozy ya se ve como padrino de unas conversaciones entre los dos enemigos ,y en septiembre visitará Damasco.
Los Campos Elíseos serán hoy un búnker que 18.000 policías y gendarmes pretenden hacer inexpugnable, en el despliegue de agentes más importante de todos los tiempos. Los invitados se han alojado en diez hoteles y para facilitar su llegada al Grand Palais la ciudad quedará paralizada. Los antidisturbios están movilizados para abortar cualquier intento de protesta ante la presencia de líderes de países no siempre democráticos. La alerta ante la posibilidad de atentados terroristas está en grado máximo. A última hora, el rey de Marruecos anunció que no irá a París.