La biografía del último alcalde republicano de Monforte presentada ayer en Lugo recuerda episodios y aspectos de la historia reciente que apenas han tenido difusión
20 nov 2010 . Actualizado a las 12:05 h.El libro Juan Tizón Herreros. El pensamiento hecho palabra , presentado ayer en el salón de actos de la Diputación y editado por la Fundación Luís Tilve, no solo viene a aportar nuevos datos sobre la poco conocida biografía del último alcalde republicano de Monforte. La obra también contribuye a recuperar diversos aspectos de la historia local que hasta ahora han tenido muy poca o ninguna difusión. Aunque Monforte cuenta con importantes publicaciones sobre otros períodos históricos -como el medieval o el renacentista-, no hay estudios específicos sobre épocas mucho más recientes que aún recuerdan los vecinos de mayor edad.
Entre estos hechos casi olvidados que menciona el libro destaca un episodio registrado poco después de la proclamación de la Segunda República, cuando Juan Tizón encabezaba como alcalde provisional una junta gestora que asumió el gobierno municipal en esa etapa. Entre los vecinos de Monforte se habían encrespado los ánimos contra los entonces responsables del colegio de los Escolapios, que había hecho construir un muro frente al edificio monumental de la Compañía.
Según la documentación consultada por los autores, la obra se había realizado sin autorización alguna y ocupando terreno público, por lo que el colegio ya había sido amonestado por el Ayuntamiento en el último período de la monarquía. Los ataques contra las propiedades eclesiásticas que se desataron en Madrid el 11 de mayo, al parecer, enardecieron aún más el ambiente en Monforte y un buen número de personas llegó a reunirse frente al colegio con la intención de perpetrar alguna acción de este tipo. «Según un agente del cuerpo de investigaciones y vigilancia de Monforte, fue Tizón Herreros el que salió personalmente a la calle a tranquilizar a la muchedumbre, evitando la quema del edificio», indica la biografía.
La gestora municipal, sin embargo, no consintió que el polémico muro siguiese en pie y dictó una orden para que fuese derribado, cargando al colegio el coste de los trabajos.
Conflictividad minera
La biografía de Tizón también rememora el ambiente de conflictividad laboral y social que se registraba en esa época en las minas de Freixo, que constituían -junto con las instalaciones el ferrocarril- la principal fuente de empleos en el municipio. En un pleno celebrado por el Ayuntamiento el 15 de junio de 1931 se dio lectura a un escrito del sindicato de esta explotación minera -propiedad de la compañía de capital alemán Minerales de Hierro de Galicia- en el que se reclamaba un aumento del 50% en los salarios de todos los trabajadores. El gerente de las minas, Friedrich Wilhelm Cloos, remitió a su vez un escrito al gobernador civil, quejándose de falta de protección por parte de las autoridades locales. En esos tiempos, su vivienda -un chalé de la calle Doctor Casares- llegó a sufrir un atentado con explosivos de escasa potencia. La comisión gestora replicó que no había recibido ninguna petición de ayuda por parte del gerente.