El año más difícil de López Orozco

LUGO

La falta de mayoría absoluta y la marcha a la Diputación de Besteiro complicaron al alcalde los primeros doce meses del mandato, marcado por el retraso del PXOM

18 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

El socialista José López Orozco es el alcalde de más largo recorrido de cuantos han presidido la corporación municipal de Lugo en este período democrático. En el primer año de su tercer mandato, se solapan, por tanto, compromisos adquiridos en las tres convocatorias electorales en las que ha participado. En esta ocasión, gobierna en minoría y esta circunstancia ha condicionado la evolución de algunos de sus más queridos proyectos. Orozco, perdida la inocencia política, evita como gato escaldado poner fecha para concluir la ejecución de sus iniciativas y propuestas.

En estos días en que se cumple el primer año de su tercer mandato, Orozco tiene entre sus prioridades la aprobación del Plan Xeral de Ordenación Municipal. El hombre que durante ocho años dirigió la gestación de este documento, José Ramón Gómez Besteiro, ocupa ahora la presidencia de la Diputación; el actual edil de Urbanismo, Francisco Fernández, podría dejar en breve la concejalía para asumir la presidencia de la Confederación Hidrográfica do Miño. Orozco quiere aprobar el plan en octubre.

El alcalde lucense abrió desde Lugo, en su primer mandato, el camino a su partido para los pactos con el BNG en la Xunta y en otros municipios. En este mandato, socialistas y nacionalistas no fueron capaces de pactar en Lugo. Como respuesta, Orozco demostró que también sabe entenderse con el PP, con el que sacó adelante el pleno de organización del Ayuntamiento, el presupuesto anual y, seguramente, aprobará el PXOM.

El Bloque le ha cobrado duras facturas en la Xunta al alcalde. Quizá la frustrada construcción del auditorio en el antiguo cuartel de San Fernando sea el mejor ejemplo. Orozco sabe que al líder le toca tragar sapos; él ha digerido más de uno y lo ha hecho sin perder la compostura. Pero no ha olvidado.

Orozco lo ha pasado mal viendo cómo los plazos para la ejecución de algunas obras a cargo del Estado se prolongaban. Un buen ejemplo es la construcción del nuevo puente sobre el Miño. Fomento adjudicó la redacción del proyecto; aún faltan meses para que empiecen las obras.