«Si calculan que vendrán millones de personas, ¿por qué no habilitan plazas suficientes?»
PEDRAFITA DO CEBREIRO
A las tres y media de la tarde de ayer, ya no quedaban camas en O Cebreiro. Además de los que a esa hora ya estaban sin sitio, se les sumaron los que todavía llegaron por la tarde. El único albergue estaba lleno y en los hostales les respondían «completo». Entonces, recurren a la iglesia: «¿Podemos dormir aquí?». Reciben un no por respuesta y lo reciben mal. «¿Y por qué no, si en otros sitios lo hemos hecho?». Pero en el santuario de Santa María la Real no es posible.
Si los peregrinos traen tienda de campaña pueden acampar detrás de la iglesia. Si no, otra opción (además de continuar hasta otro pueblo en busca de un nuevo albergue), es bajar a Pedrafita. Eso supone desandar cuatro kilómetros y medio para acceder al polideportivo, algo que muchos de ellos rechazan. Ni en taxi ni en autobús, ni aunque se les lleve gratis. «Implica volver atrás después de haber subido esta cuesta y apartarse de la filosofía del Camino», argumentan. Intentan a toda costa que se les habilite la iglesia, y al volver a recibir un no por respuesta comienzan los enfados y los nervios.
Otros, resignados y sabiendo lo que hay, vienen ya preparados. Instalan sus tiendas o, simplemente, echan el saco al raso y duermen. Pero las quejas son frecuentes y el ambiente se vuelve cargado, porque no todos han salido preparados. Quienes los atienden les explican que no hay otra posibilidad. «Noutro tempo, durmían onde fose e comían o que houbese. Eran os verdadeiros peregrinos», recuerdan.
Pero los caminantes también lanzan su pregunta al aire. «Si calculan que vendrán millones de personas, ¿por qué no habilitan plazas suficientes?».