El pederasta coruñés huido desde el 2004 fue detenido en una operación antidroga

GALICIA

Diego Pereiro fue arrestado de forma casual tras «malvivir» en Madrid desde su fuga

13 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Ni estuvo escondido en Venezuela, como algunos sospechaban, ni en ninguno de esos lejanos países de fácil refugio y policías perezosos. Diego Pereiro Mantiñán, que abusó de cinco niños en A Coruña y Ferrol entre 1994 y el 2004, no se movió de Madrid. Al menos eso cree la policía.

El coruñés no hizo como ese pederasta valenciano al que hace un mes sorprendieron en Guatemala cuidando niños como voluntario de una oenegé tras huir de la Justicia. El gallego se fugó a la capital de España y allí malvivió durante los seis años que le duró la evasión. Y seguiría así si no fuera porque la suerte que lo acompañó durante su huida le fue esquiva hace unas semanas, cuando la policía se presentó en un edificio ruinoso en el que se traficaba y consumía droga y pidió la documentación a todos los que allí estaban. Entre los toxicómanos apareció Diego Pereiro.

Según las diligencias que fueron elaboradas por el agente que lo arrestó, el pederasta coruñés, que ahora cuenta con 39 años, intentó en un primer momento «hacerse el despistado». Le habría valido el engaño si no fuera porque el edificio, en el que en los últimos años se produjeron numerosas operaciones policiales, estaba rodeado por la policía. Todos contra la pared, y en medio, Diego Pereiro Mantiñán. Lo cachearon y no llevaba droga. Apenas unas monedas guardaba en su bolsillo, junto a su documentación. Los agentes llamaron por radio a la jefatura, dieron los datos del cacheado y saltó su orden de busca y captura emitida por la Sección Primera de la Audiencia Provincial de A Coruña en abril del 2004. Inmediatamente, la policía lo trasladó a un aparte, y Diego Pereiro, según el atestado, se quedó como estaba. «Se supone que debió de sentir una liberación», según afirmaba ayer el gabinete de la Jefatura Superior de Policía de Madrid.

«Malviviendo» en Madrid

A Diego lo mantuvieron un día en los calabozos. Los agentes le preguntaron qué había hecho durante el tiempo en que permaneció desaparecido y él contestó que no se movió de Madrid, «malviviendo». La policía da por hecho que Pereiro Mantiñán no mantuvo contacto con su familia, «si acaso, alguna llamada como mucho», pues su mal estado físico daba a entender que no recibió ayuda alguna desde que salió de A Coruña alrededor del 19 de abril del 2004, cuando la policía acudió a su domicilio para notificarle su inmediato ingreso en prisión, pero la familia nada sabía de él desde hacía días. Sin trabajar y sin una vivienda fija, según sospecha la policía, Diego Pereiro Mantiñán cayó en la droga. Creen que al moverse en ambientes marginales, buscándose la vida en comedores sociales y albergues, se mezcló con toxicómanos y acabó como acabó.

Una vez que declaró ante los agentes fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 44 de Madrid, y su titular lo envió a la prisión de Aranjuez.

Cárcel hasta el 2022

Su expediente judicial anuncia que Diego Pereiro permanecerá encarcelado, al menos, hasta el año 2022, que es cuando cumplirá el total de las penas a las que fue condenado.

Para hacer el cálculo de los años que le quedan por cumplir casi era una obra más de contable que de funcionario judicial, pues hay que sumar y restar días entre sus entradas y salidas de prisión entre 1998 y el 2004. Además, a todos las condenas por abusos sexuales hay que sumar ahora esta fuga de seis años.