La últimos datos de población de los municipios de la Costa da Morte, incluyendo a Cerceda en el cómputo, vuelven a ser negativos, tras la alegría del 2008 (un crecimiento de personas), que rompía una mala racha de 15 años. Cada vez hay menos gente, y muy mayor. Algo que ya viene de atrás. Rodís es un caso extraordinario, pero sigue la senda de Vilastose, una parroquia muy pequeña de Muxía cuyas lápidas están plagadas de cifras de tres dígitos o de nonagenarios. No hay ningún centenario en la actualidad, pero unos cuantos de noventa y largos lo serán en breve.
La persona de mayor edad de la Costa da Morte reside en Fisterra. María Marcote llegó a los 108 en octubre, es la mayor de la provincia y la cuarta de Galicia (la primera, de Ourense, va camino de los 110, y hace muy poco se fueron dos de 109, en Lugo y Narón).
Días atrás, en Nochebuena, una mujer de A Ponte do Porto (Camariñas) celebró los 105. Meses antes fallecieron dos muxianas de 104 y una cormelana de 105. Las nuevas generaciones de 104 y 103 años ya vienen pisando los talones de la larga vida, aquella en la que todos los días son año nuevo.