Alerta en la ría de Ferrol al romper uno de los amarres de un megabuque militar

Francisco Varela

GALICIA

20 abr 2008 . Actualizado a las 02:07 h.

La rotura del amarre de popa del megabuque Juan Carlos I , recientemente botado y atracado en uno de los muelles de Navantia en Ferrol, puso en alerta a los servicios portuarios a primeras horas de la mañana del pasado viernes. Pareció renacer por unos momentos el fantasma del Discoverer Enterprise , que una noche de 1998 quedó al garete en medio de la ría y se empotró en el puente de As Pías. Pero la rápida intervención de los remolcadores y personal de la antigua Bazán (ahora Navantia) retomó el control de la situación.

Fuentes de la gerencia central de Navantia han informado de que el incidente se produjo cuando una de las estachas que sujetaban el enorme barco militar por la popa partió por la acción de los fuertes vientos que soplaban entre las seis y las siete de la mañana. El navío, que proporcionalmente tiene un puntal (altura) superior a los 26 metros, más alto que cualquier edificio de la ciudad, comenzó a desplazarse, a separarse de la línea del muelle de armamento, donde el astillero atraca los barcos en la fase final de su construcción (la del armamento).

El capitán de pruebas del astillero, al mando de la situación, pidió inmediatamente el apoyo del remolcador de guardia en la ría. Fuentes de la Autoridad Portuaria confirmaron que intervinieron dos remolcadores civiles del servicio portuario de la ría y tres militares que lograron contener el desplazamiento del Juan Carlos I mientras los trabajadores procedían al afianzamiento con nuevos amarres y enormes maromas y cables.

Desalojo

A pesar de todo, el buque fue desalojado de gran parte de los operarios que se encontraban a bordo y no se reanudarán hasta la semana entrante las tareas de armamento.

Los datos aportados por MeteoGalicia para esa madrugada apuntan que se produjeron rachas de viento con velocidades superiores a los 80 kilómetros por hora, de acuerdo con los registros de la estación meteorológica instalada en A Cabana. Rachas que pudieron ser superiores en los muelles de Navantia, con dirección principal oeste.

El gran peligro en estas situaciones, como ocurrió con la plataforma Discoverer Enterprise, consiste en que a la rotura de una estacha principal siga el estallido en cadena de las demás amarras, incapaces de aguantar. No obstante, fuentes de los propios remolcadores han señalado que la situación ha cambiado considerablemente desde aquel desastre. A partir de entonces, en 1999, la Autoridad Portuaria de Ferrol reforzó considerablemente el servicio de remolque en la ría (contratado a un grupo de armadores) con un moderno Ibaizabal , que actuó ahora con el megabuque Juan Carlos I .

La Armada hizo lo propio, dotándose de un Voith Schneider de tres mil caballos y una potencia de tiro de 35 toneladas. Por si esto no fuera suficiente, el puerto de Ferrol aprovechará la renovación del contrato de remolque previsto para el 2009 y volverá a incrementar la capacidad de potencia, ante la entrada en funcionamiento de la planta de gas de Mugardos y el nuevo puerto exterior de Caneliñas.

La peor emergencia

Si un buque atracado en Navantia rompe amarras y queda al garete sin control y con el cuadrante de viento y fuerza adecuados, el mayor peligro consiste en que pueda llegar a colisionar contra cualquiera de las orillas de la ría u otros buques.

No obstante, los representantes del astillero Navantia y de la Autoridad Portuaria de Ferrol han subrayado que durante la madrugada del pasado viernes nunca llegó a producirse tal emergencia.

Ayer se llevaron a cabo nuevas maniobras de afianzamiento de los amarres del megabuque, que había salido de dique hace escasos días.