Jesús Ovidio Domínguez estuvo dos semanas en un cuarto oscuro, pero no sufrió malos tratos
19 mar 2008 . Actualizado a las 02:28 h.A la una y media de la madrugada del martes Maruja Domínguez, hermana del muxián secuestrado en Venezuela hace 15 días, recibió una llamada telefónica que llevaba anhelando desde que tuvo noticias del rapto: su hermano, Jesús Ovidio Domínguez, acababa de ser liberado.
El calvario del empresario gallego asentado en Caracas, propietario de una pastelería, comenzó el pasado día 3, cuando unos desconocidos se lo llevaron de su negocio. Pocas horas después de su desaparición la familia recibía una llamada pidiendo a cambio un rescate de 700 millones de bolívares, unos 214.000 euros.
Desde entonces su familia, tanto en Galicia como en Caracas, vivió semanas de angustia, esperando ponerse en contacto con los secuestradores para negociar su liberación. El servicio consular y las autoridades locales apoyaron a la familia desde el principio del proceso.
La negociación con los secuestradores se llevó con suma discreción, sin que durante todo el tiempo en que Ovidio Domínguez estuvo desaparecido confirmasen desde su ámbito cercano si se habían recibido pruebas de que estaba vivo. Finalmente, en la madrugada de ayer los secuestradores dejaron al muxián en una carretera a una hora de Caracas.
Delgado y sin afeitar
Según relataba la hija de Ovidio Domínguez desde Caracas, su padre apareció delgado y sin afeitar. Tampoco sabe dónde estuvo retenido porque sus captores le cubrieron la cabeza con una capucha durante buena parte de su encierro.
Sí contó a sus familiares que había estado en un cuarto pequeño y oscuro, del que no le dejaban salir para nada. Comió allí lo que le daban y en el mismo cuarto hacía sus necesidades en un recipiente que le proporcionaron sus captores. Pese a todo, la familia, que en la tarde de ayer -por la mañana en Venezuela- acompañó a Domínguez a una revisión médica, confirmó que se encontraba en buen estado de salud y que la enfermedad del dengue, que padeció tres años atrás, no le había causado problemas durante su cautiverio.
Ni la familia ni el Consulado español en Caracas ofrecieron detalles sobre los pormenores de la negociación con los secuestradores, pero todo apunta a que los familiares pagaron un rescate -no se sabe si la cantidad exigida en un principio- por la liberación del muxián.
Desde un primer momento la familia en Venezuela había explicado que no tenía el dinero que exigían los secuestradores. Durante las dos semanas de cautiverio la mujer del muxián, Ruth Reyes, explicó que estaban reuniendo todo lo posible.
En Muxía se sucedieron las muestras de solidaridad, ya que los parientes de Domínguez -muchos emigrantes como él- son muy conocidos.
Aún no se sabe quién pudo haber secuestrado a Domínguez. En Muxía otros emigrantes que vivieron durante decenios en Caracas decidieron regresar por temor a secuestros. Es probable que ahora Domínguez se sume a sus vecinos.