Fernando Alonso realizó una gran carrera, con una exhibición de control y constancia. Hizo un buen trabajo. La batalla por la victoria estuvo muy apretada. Después del cambio de neumáticos Sebastian Vettel presionó al asturiano. Pero el bicampeón se mantuvo firma incluso cuando tuvo que adelantar a varios monoplazas doblados sin demasiado espacio. Aguantó más de treinta vueltas. Creo que aunque la carrera hubiera durado más, Alonso hubiera resistido.
El gran premio estuvo marcado por el toque entre Mark Webber y Lewis Hamilton, que supuso la retirada del británico. Como piloto, lo veo como un lance de carrera. Se puede interpretar que Hamilton dejó escaso margen a Webber y que si hubiera tomado la curva más abierta no se habría producido el accidente. Pero entre dos rivales que luchan por el título es normal que ninguno de ellos ceda a la hora de dejar espacios. Para mí no hay un culpable.
Los Red Bull siguen mostrándose competitivos y firman buenas cronos, pero continúan sin rematar los domingos. El equipo tenía a Vettel, el piloto de la casa, como favorito. Pero Webber llega a estas alturas del campeonato como líder. Sigue el pique entre los dos. Sin embargo, ahora la escudería no puede apostar por uno en detrimento de otro, ya que ambos mantienen sus opciones al triunfo final. Esta guerra puede seguir beneficiando a Alonso.
Los McLaren van algo flojos últimamente. Monza es un circuito rápido y ellos contaban con bastante velocidad punta cuando eran los únicos que disponían del Conducto F. Pero sus rivales han copiado ese elemento y esa ventaja parece haber desaparecido.
La próxima cita es Suzuka, que cuenta con bastantes curvas de apoyo aerodinámico. Tiene características parecidas al circuito de Barcelona y ahí los Red Bull fueron bastante bien. Pero el coche de Ferrari ha mejorado tras los cambios introducidos desde Valencia. Y el equipo italiano no tiene el problema de Red Bull. Massa aún se ha descolgado más de la cima de la clasificación. Alonso es la única y gran apuesta.