Su tercer triunfo del año, con un espectacular adelantamiento a Massa, le permite acosar al líder Hamilton, que ayer no puntuó
24 jul 2007 . Actualizado a las 00:38 h.edio año llevaba Alonso implorando al cielo un poco de fortuna, y el cielo se la envió en forma de agua. La de Nürburgring fue la carrera más alocada del año, pero la lluvia también devolvió la cordura al Mundial de fórmula 1 con un golpe de autoridad del asturiano. Cuando cualquiera daría por buenos los ocho puntos de la segunda plaza, Alonso decidió irse a por Massa, líder de carrera, en cuanto las nubes entraron y descargaron por el oeste de Alemania. Su adelantamiento al Ferrari a cinco vueltas del final era un mensaje con varios destinatarios. A Ron Dennis le dijo, con esa acción, que él es el verdadero número uno de McLaren. A Ferrari le recordó que el mejor coche no basta para superar al piloto más brillante. A Hamilton, que un título también requiere de osadía. Y a la prensa inglesa, bueno, más que un mensaje ese adelantamiento fue un dedo índice colocado de forma vertical sobre los labios. Silencio, señores. En los primeros metros de carrera fue Massa el que superó a Alonso, relegado así a la tercera plaza. Pero las nubes hicieron su primera descarga del día. La tromba anegó el circuito y anuló la visión en la visera de Raikkonen, primero en ese momento, lo que hizo que el finlandés se pasase de largo en la entrada a boxes para colocar neumáticos de agua. Mientras, una de las curvas coleccionaba vehículos colisionados, entre ellos el de Lewis Hamilton, líder del Mundial y accidentado también de forma espectacular el día anterior. Massa se colocó entonces segundo seguido por Alonso, abriendo una brecha sobre monoplazas de un nivel inferior, lo que garantizaba una relativa tranquilidad al asturiano. ¿Quién iba primero? El Spyker de Markus Winkelhock al que una carambola le permitió soñar durante unas pocas vueltas. El goteo de accidentes suspendió la carrera durante varios minutos, y se reinició tras el coche de seguridad. El alemán Markus no tardó en ser fagocitado por el gran pelotón. Alonso había aprovechado el repostaje para cargarse de combustible, lo que le impidió seguir la estela de Massa. El problema era Raikkonen que se colocó a menos de dos segundos del asturiano. Pero el finlandés y Nürburgring son incompatibles. Para seguir la tradición, Kimi tampoco iba a ganar esta vez por una avería y nadie pondría en apuros el segundo puesto de Alonso. Pero volvió la lluvia y a Fernando le salieron branquias mientras Massa continuaba con respiración pulmonar. Ambos cambiaron de neumáticos y Alonso le enseñó el hocico de su McLaren. A la segunda, con toque lateral incluido, logró rebasar al brasileño que seguía buscando la trazada entre las gotas de agua. Alonso ya está a dos puntos de Hamilton. El inglés implora que vuelva a salir el sol.