Morriña gallega con acento francés

La Voz

FERROL

Viven en Francia desde que eran críos, pero siempre que pueden regresan a España, la tierra de sus padres y el sitio al que algún día les gustaría volver

17 ago 2009 . Actualizado a las 10:36 h.

Celia Mosquera se pasea por el muelle de Curuxeiras con un sonrisa de oreja a oreja. Parece española, pero no tanto como para asegurarlo al cien por cien. Lleva una niña en brazos y le susurra algo al oído en la lengua de Cervantes. No hay duda, es española. Pero, entonces, de repente, chapurrea algo en francés. ¿Será francesa entonces? «Pues mitad y mitad: soy hija de emigrantes ferrolanos en Francia y, aunque pasé unos años aquí de niña, la mayor parte de mi vida la he pasado allí», explica Celia con un castellano salpicado con un ligero toque de acento galo.

Junto a ella, en el muelle de Curuxeiras, esperando a que llegue la lancha de Mugardos, también están su marido, Daniel Rodríguez -un francés hijo de emigrantes leoneses-; su hijo Gwendal y su hija Maé; sus padres, Antonio y Celia; y una pareja de amigos, Samuel Becker y su esposa Amanda, que visitan Galicia acompañados de su pequeño Noé.

«Hemos venido a ver a la familia y también para visitar algunas bodegas, porque tanto mi marido como Samuel y Amanda trabajan en el sector vinícola», explica Celia muy amable. Por eso, además de ver muchas playas, visitar ciudades como A Coruña y maravillarse con el verde gallego, el matrimonio francés que en esta ocasión acompañan a Daniel y Celia también han podido catar ribeiros y albariños por doquier. «Me gustan mucho, aunque mi preferido es el rioja de Viña Marro», apunta Amanda en un francés impecable que Celia se encarga de traducir.

Todos ellos viven en Estrasburgo, la capital de Alsacia, donde triunfan los vinos monovarietales con una fuerte influencia germana. Allí, mientras su marido se gana el pan con los viñedos, Celia trabaja como profesora de español en un colegio internacional. Cuenta que se siente muy feliz en Estrasburgo, aunque asegura que algún día le gustaría establecerse en España, adonde sus padres, tras toda una vida de trabajo, ya han retornado, a pesar de que continúan pasando largas temporadas en Francia.

«¿Que por qué me gustaría volver? Pues, sobre todo, por el mar y también por mi familia, porque yo soy hija única, y todos mis primos y tíos están aquí», explica Celia. Y es que, aunque la mayor parte de su vida la ha pasado en Francia, esta ferrolana de corazón dice que todavía hay veces que se siente extranjera. «Además, mis hijos conocen esto y les encanta», añade a continuación.

Por lo de pronto, ella y su familia disponen de todo agosto para ahuyentar las nostalgias. «Por mucho tiempo que pase, yo sigo teniendo morriña», asegura Celia.