De Galicia, la Pasión más grande

FERROL

Ferrol vivió ayer, con motivo del Domingo de Ramos, una multitudinaria jornada que confirma las expectativas creadas este año por la celebración de la Semana Santa

17 mar 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Finalmente, las expectivas no solo se cumplieron, sino que se vieron por completo superadas. Miles y miles de personas (no es fácil aventurar cálculo alguno cuando la multitud ocupaba buena parte del casco histórico, cuando llenaba muy diferentes calles) acudieron ayer a Ferrol para celebrar el Domingo de Ramos. A contemplar el paso de las primeras procesiones de una Semana Santa de la que ya puede decirse, con pleno convencimiento, que es, de toda Galicia, la mayor Pasión. Fue la de ayer, sobre todo durante la mañana -ya no tanto por la tarde, el tiempo fue cambiando algo-, una jornada de cielo muy hermoso. Y tenía uno la impresión, conforme el día avanzaba, de que la ciudad entera, entre las palmas y los ramos de los niños y los árboles prematuramente floreados, olía a una primavera que oficialmente no ha llegado aún, pero que en realidad ya va muy por delante de los calendarios. Parecía, vaya, que Ferrol entero desprenbdía un aroma de amancer de naranjos.

Sacó la Cofradía de las Angustias, con la mañana todavía empezando, la Procesión de Jesús Amigo de los Niños, la más madrugadora de todas las de la Semana Santa Ferrol, que atraviesa el viejo barrio de Esteiro, el que sirvió de casa en el siglo XVIII a los trabajadores que vinieron a construir el Arsenal. Después, hacia el mediodía, la cofradía de Dolores celebraba, tras la bendición de los ramos en la plaza del Marqués de Amboage, la procesión de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén, que recorría el barrio de A Magdalena (un barrio creado también en pleno siglo de las Luces, pero con un diseño muy distinto al de Esteiro; un casco histórico repleto de líneas rectas trazadas sobre el plano por los ingenieros de la Ilustración, tan amigos de las racionalidades) entre aplausos y más de una escena de estremecedora emoción.

Anoche, y tras salir de la Venerable Orden Tercera de San Francisco, la procesión del Ecce Homo recorría también el centro de Ferrol envuelta en su sobriedad sobrecogedora, con ese patetismo suyo que tanto impone a todos cuantos contemplan en silencio su paso.