Un senderista encontró el miércoles pasado dos bombas, compuestas por unos 11,5 kilos de explosivo en estado de descomposición, abandonadas por un comando de ETA en un monte cercano al pantano de Torre de Abraham (Ciudad Real), según fuentes de la lucha antiterrorista.
La Guardia Civil, que se ha hecho cargo de las investigaciones y que aún continúa con el análisis de los artefactos, cree que los explosivos podrían permanecer semienterrados en ese paraje rural, perteneciente al término municipal de Retuerta del Bullarque, desde la campaña de atentados que la banda terrorista ejecutó en la zona en el verano del 2005. No obstante, no podrán confirmar este dato hasta que acaben con el estudio sobre la antigüedad de los explosivos y de los componentes de los artefactos, que están bastante deteriorados. También deberán constatar si las características del escondite son compatibles con casi tres años de abandono.
El lugar del hallazgo está situado a pocos kilómetros de la Autovía de Andalucía, donde ETA hizo estallar el 29 de julio del 2005, día de inicio de la operación salida de agosto, una bomba de escasa potencia en el cercano término municipal de Madridejos (Toledo). El artefacto, que estalló al tiempo que otro ubicado en la autovía de Extremadura, a su paso por Maqueda (Toledo), no causó heridos ni daños materiales, pero sí un importante atasco de los vehículos que se dirigían a las playas.
El segundo elemento de peso que avala la hipótesis de trabajo de la Guardia Civil es que las bombas localizadas estaban escondidas en la misma comarca en la que se ubica el municipio de Villarrubia de Ojos, el pueblo de Ciudad Real en el que tres adolescentes hallaron el 8 de diciembre del 2005 otras cuatro fiambreras semienterradas con explosivos, también abandonados por ETA.
Los artificieros de la Guardia Civil comprobaron que cada uno de los artefactos encontrados el miércoles estaba compuesto por unos cinco kilos de amonal reforzados con cloratita. Una de las bombas estaba completa y a la otra le faltaban el detonador y las pilas que hacen funcionar el circuito eléctrico de iniciación, pero ninguna de los dos explosivos estaba preparado para estallar.
Anagrama de la banda
El artefacto completo lo formaba una fiambrera encintada que contenía el amonal, atada a un tubo con unos 765 gramos de cloratita en su interior, con 24 gramos de cordón detonante a su alrededor.
En otra fiambrera, más pequeña, había un detonador con el anagrama de ETA unido a dos baterías (pilas) y a dos detonadores.