El autor de «El líder extraordinario» estuvo en Santiago y defendió que todo el mundo puede llegar a ser un líder
26 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Durante décadas, las escuelas de administración de todo el mundo le han dado vueltas a la misma pregunta: ¿los liderazgos dependen más de rasgos genéticos o realmente pueden ser objeto de construcción? Jack Zenger, coautor de El líder extraordinario , donde se describen 20.000 líderes, vino a Santiago, en el marco de unas jornadas de la Asociación para el Progreso de la Dirección (APD), y recordó que todo el mundo puede convertirse en líder, con tenacidad, estabilidad personal y capacidad de adaptación.
-¿El líder nace o se hace?
-Es una cuestión básica. Está claro que se hace, hay muchas pruebas de ello, pero algunas personas tienen mejores cualidades para el éxito, más autoconfianza y mejor forma natural de relacionarse y comunicarse. En mi libro dediqué un capítulo a los marines estadounidenses, que cada año reclutan alumnado medio y un poco más por encima de la media, de distintos institutos o universidades, y al final pueden conseguir líderes, en cualquiera de los casos.
-¿Un líder tiene que tener presencia mediática?
-Los mejores líderes se dan a todos los niveles de la organización, no tiene por qué ser solo al nivel más alto de la empresa. En una investigación realizada al respecto se concluye que los líderes no solo están al nivel más alto. A veces los mejores están en los niveles intermedios o incluso bajos de la empresa, porque es importante tener en cuenta que la contribución que una persona hace a la organización no tiene siempre una correspondencia directa con el puesto que ocupa. Es importante la distinción entre el cargo y la contribución que la persona hace a la empresa.
-¿Hay diferencia entre un buen gestor y un buen líder?
-Sí. Muchas veces asociamos un gerente, un gestor, a cuestiones financieras: presupuestos, estructuras, materias primas, mientras que los líderes se centran sobre todo en la parte humana, en las personas. Además, los gestores como personas que hacen que las cosas funcionen de manera eficiente, que las mantienen en su estado estable, mientras que los líderes son personas de las que se espera que miren en nuevas direcciones.
-¿Es lo mismo un líder en Alemania, España, Galicia o Estados Unidos, o influye mucho la sociedad, la masa crítica?
-Hay más semejanzas que diferencias y el perfil es bastante similar. Es cierto que los líderes españoles tienen puntuaciones más bajas que los estadounidenses, pero esto puede ser por dos cosas: o porque los americanos son realmente más efectivos o porque las personas que informan en el estudio son más severas o hacen una valoración más estricta. Es difícil saber cuál es la respuesta a la pregunta.
-¿Las crisis son buenas para forjar liderazgos?
-Yo no sé. Ponen a prueba a los líderes, pero no le puedo dar una respuesta muy concreta en este sentido.
-Muchas compañías presentan una estructura rígida, pero usted ha sugerido que las ideas vienen muchas veces de la parte baja del organigrama...
-Efectivamente, a menudo hay buenas ideas ahí. Está claro que las jerarquías existen y se comprueba que suelen bloquear las ideas que vienen de la base. Está claro también que los mejores líderes reconocen que las mejoras ideas están en las personas, en la gente con la que trabajan y, por tanto, se esfuerzan en crear mecanismos para que estas ideas puedan subir y ascender al resto de la organización. Los datos demuestran también que los mejores líderes son los que van a buscar esas ideas y las identifican e institucionalizan en las organizaciones. Por desgracia, efectivamente, la jerarquía bloquea el flujo de ideas, sobre todo cuando las empresas tienen estructuras anticuadas, tradicionales.
-Tom Morris se preguntó en un libro de éxito qué haría Aristóteles si dirigiera la General Motors. ¿Qué le parece que propondría el filósofo en estos momentos de recesión global?
-Bueno, el problema en la General Motors era precisamente que el liderazgo no era de calidad y los líderes no tuvieron el valor de enfrentarse a los hechos, a la realidad. Aristóteles creo que les diría a los líderes que tendrían que ser capaces de enfrentarse a las situaciones y adoptar las decisiones difíciles que sean convenientes, o en caso contrario retirarse, que fue lo que ocurrió al final en General Motors. Pero, por supuesto, habría que esperar a que resucitase para que nos lo explicase mejor.