Unos títulos al margen del fondo de garantía y los penúltimos en cobrar si quiebra la firma

La Voz

ECONOMÍA

19 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El interés de las acciones preferentes solo se cobra si la entidad tiene beneficios. Y teniendo en cuenta los beneficios de la banca en el primer trimestre, parece asegurado que este año sí se cobrarán preferentes. Ya se verá en el 2010, porque cajas y bancos admiten que habrá pérdidas. A los analistas consultados les resulta cuando menos sorprendente la rapidez con la que se ha logrado colocar ese producto en el mercado minorista, es decir, entre inversores no especializados. Solo 13 entidades han logrado poner en el mercado con éxito más de 8.000 millones desde enero, y se esperan más operaciones; el Santander presentará una por 2.500 millones. Sorprende porque se trata de un producto «complejo», como admite la propia CNMV. El regulador recomienda que los inversores lean bien la letra pequeña, que se solicite y consulte «con atención» el folleto de la emisión y el resumen en tanto que puede incorporar advertencias de la propia comisión. Así sucedió con la última emisión de preferentes de Banesto, que tienen una advertencia al pie sobre la rentabilidad que ofrece ese producto. «Hace mal una entidad que no informe por completo, porque además tira piedras contra su propio tejado», dice de forma gráfica un ejecutivo de una entidad gallega. Entre otros riesgos, los compradores de preferentes deben saber que serán los penúltimos en cobrar en caso de que la entidad se declare insolvente. Solo recibirán el dinero -si lo consiguen- por delante de los accionistas (o de los que tengan cuotas participativas, en el caso de una caja de ahorros). Están por detrás de todos los acreedores comunes y subordinados. Además, el dinero invertido no está cubierto por el fondo de garantía de depósitos porque, recuerda Marian Fernández, de Inversis, no se trata de un producto al uso sino de algo más cercano a la compra de deuda. «Tiene una rentabilidad muy alta, pero el riesgo a medio plazo es mayor que el de un accionista», apostilla.