El objetivo de un inversor es uno: ganar dinero. Pero ¿es posible obtener rentabilidad y, a la vez, mejorar el mundo? Desde mayo, sí. Y es que la ética, la responsabilidad social- aparcadas en los productos de ingeniería financiera que terminó desencadenando la mayor crisis que se conoce-, acaba de llegar al mundo de los fondos de inversión españoles de la mano de Ambers&Co Capital.
Con el doble reclamo de una rentabilidad «atractiva» -del 9% anual, según explicaron ayer sus gestores-, y del «retorno social», el tamaño objetivo del fondo se sitúa en torno a los cien millones de dólares, y estará abierto tanto a inversores privados como institucionales (agencias estatales de desarrollo) y la cifra mínima para acceder al producto será de 500.000 euros.
Según explicó Agustín Vitórica, socio de Ambers&Co, el fondo invertirá en instrumentos de deuda (el 70%) y capital (el 30% restante) en instituciones de microfinanzas, es decir, entidades que prestan pequeñas cuantías de dinero en países en desarrollo, microcréditos que mayoritariamente (el 85%) van a parar a manos de mujeres y que permiten crear pequeños negocios y salir de la pobreza