Las pensiones y las facturas médicas de los empleados empujaron al abismo a GM

Tatiana López

ECONOMÍA

A su larga lista de incompetencias comerciales, la firma tuvo que sumar los desorbitados gastos sociales de los trabajadores

06 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Es un hecho constatado: en Estados Unidos crear y mantener una empresa cuesta más que en cualquier otro país. La razón, que las pensiones y los seguros sociales no corren a cargo del Estado. Este sistema, admitido por todos en el país de las libertades, acabó convirtiéndose en uno de los factores determinantes de la caída del gigante General Motors, que a su larga lista de incompetencias comerciales tuvo que sumar los desorbitados gastos sociales de sus empleados.

Pero ¿Fue realmente el sindicato de trabajadores del automóvil (UAW) el responsable de la caída del gigante ?, ¿Hasta qué punto es posible combinar en EE.?UU. los derechos sociales y los números rojos?, o lo más importante ¿Cómo es posible que el país más capitalista del mundo obligue a las empresas a cargar con el peso de la Seguridad Social? Para contestar a estas cuestiones habría que remitirse al propio origen del sistema, que se ha mantenido inamovible a lo largo de seis décadas y que constituye una de las grandes diferencias entre Estados Unidos y el resto del mundo.

Aunque existen algunas teorías que aseguran que los llamados «seguros médicos empresariales» son en realidad una herencia de los tiempos de la esclavitud, cuando los dueños de las grandes plantaciones debían correr con los gastos de sus sirvientes, lo cierto es que el origen de este sistema se remonta en realidad a los años cuarenta. En aquella época, con motivo de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno central impuso férreas limitaciones salariales y los empresarios vieron en la cobertura médica una forma de poder competir por los empleados. Fue precisamente en este contexto cuando la UAW vivió su período más próspero, bajo el ala de su presidente Walter Reuther, quien aprovechándose de la necesidad de la industria de consolidar una fuerza de trabajo, consiguió elevar los derechos sociales de los trabajadores hasta unas cuotas sin precedentes (incluyendo la sanidad médica gratuita y los planes de pensiones).

Inflexibles

Considerado desde entonces como uno de los sindicatos con más fuerza del país, sus continuas amenazas de huelga y su escasa flexibilidad a la hora de renunciar a privilegios han acabado por convertirse en una importante traba para la industria del automóvil, que en los últimos años «se ha gastado más dinero en seguros sociales que en acero», según el presidente de Chrysler, Lee Iaccoca.

Es más, según datos aportados por la Fundación Familiar Kaiser, tan solo un 4% de los trabajadores de EE.?UU. poseen en estos momentos una cobertura médica absolutamente gratuita como los miembros de la UAW. Y es que la crisis vivida por el sector en los años noventa llevó a muchas empresas a modificar las condiciones de los seguros sociales, incluyendo por ejemplo una subida del coste de las visitas médicas o una mayor cuota mensual para aquellas personas que padeciesen enfermedades crónicas.

Grandes diferencias

En números redondos, se calcula que la cifra media que abona cada trabajador al año por el derecho a cobertura sanitaria ronda los 2.000 dólares por familia, una cuota muy alejada de los escasos 250 dólares anuales que pagan los miembros de la UAW. Estas diferencias conseguían hace unos meses abrir un acalorado debate en la opinión pública estadounidense, que no veía precisamente con buenos ojos que se invirtiera el dinero de los contribuyentes para salvar a un colectivo cuyo sueldo es un 63% superior a la media.

Desde la AUW argumentan, sin embargo, que ninguno de estos privilegios fue alcanzado sin esfuerzo, ya que los trabajadores contribuyeron en buena medida al éxito del sector en los años ochenta, y que muchas subidas salariales fueron sustituidas por beneficios sociales que ahora podrían peligrar con la nacionalización.