El desplome del consumo provoca que los ingresos por el IVA desciendan por encima del 35%
28 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.La cuenta fiscal gallega ha perdido una media de 4,1 millones de euros cada día este año con respecto a la recaudación del 2008. Entre el pasado 1 de enero y el 1 de mayo, los gallegos se dejaron en impuestos 1.933 millones, 502 menos que en el mismo período del año pasado, según las cifras de la Agencia Estatal Tributaria. La crisis está horadando la caja de caudales del Estado por la generalizada caída del consumo y el frenazo en la producción industrial. Y las comunidades autónomas pagarán las consecuencias a la hora de cumplir los ingresos calculados para este año.
A su llegada a la Xunta, el PP localizó un agujero superior a los 1.000 millones de euros en el presupuesto que heredó del bipartito (un documento de casi 11.200 millones de euros). La mayor parte de este socavón financiero eran previsiones infladas de optimismo. Pero el azote de la crisis está afectando más de lo esperado a la recaudación fiscal y podría profundizar todavía más esa brecha.
Cada mes del 2009, Galicia perdió una media de 125 millones de euros sobre las cifras del 2008 (casi 21.000 millones de las antiguas pesetas, más de la mitad del presupuesto municipal de Vigo, la ciudad más poblada de Galicia). De mantenerse este ritmo, la comunidad acumularía un desfase próximo a los 1.500 millones al final del ejercicio. Además, de los 4,1 millones diarios de merma en la recaudación, una cuarta parte (más de un millón) corresponderían al tramo autonómico de los tributos cedidos (IVA, IRPF e impuestos especiales), por lo que afectaría directamente a las cuentas de la Xunta.
La Agencia Tributaria no deja lugar a dudas. Si los gallegos están goteando menos dinero en la caja fiscal, no es por otra cosa que por la crisis. De hecho, casi el 100% de esta caída en la recaudación está directamente vinculada a los tributos que gravan el consumo y la renta de las personas.
Uno a uno
Así, el IVA cayó en el primer cuatrimestre un 35,12% en Galicia y generó 374 millones menos que en el 2008. Entre enero y mayo de este año, el impuesto sobre el valor añadido recogió en las cuatro provincias gallegas 693 millones de euros. Un año antes, la recaudación había superado ligeramente los 1.000. Y el IRPF descendió un 11,70%, con una merma de 140 millones sobre los datos del año anterior. En total, el impuesto sobre la renta de las personas físicas lleva recaudados 1.053 millones en este ejercicio, frente a los casi 1.200 del año 2008.
Se salva el impuesto de sociedades, que por el momento mantiene su recaudación en los límites del pasado ejercicio, con 115 millones ingresados, 15 por encima del 2008. El tráfico exterior (que grava las exportaciones) y los impuestos especiales apenas registran variaciones.
Galicia es, además, la quinta comunidad con un mayor descenso en sus ingresos tributarios, superada por Cataluña (que pierde 3.319 millones), Madrid (3.159), Andalucía (1.232) y Valencia (1.212). En términos porcentuales, es también la quinta de España con un retroceso más acusado en sus ingresos (20%), cuatro puntos por encima de la media nacional.
El desgaste en los ingresos es el más acusado de las últimas dos décadas. Y además se hace evidente a pocas semanas de que el Ministerio de Economía convoque la próxima reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, donde las 15 comunidades sin régimen foral (están excluidas el País Vasco y Navarra), deberán cerrar el nuevo modelo de financiación autonómica.
El colchón previsto
Por ahora, el Gobierno solo ha declarado su intención de poner sobre la mesa 8.000 millones de euros adicionales para «mejorar» su aportación a las comunidades. Galicia aspiraba a mejorar en 1.000 millones su percepción anual. Ahora el listón está ya al borde de los 500. Y el Ejecutivo se escuda en parte en la crisis para que las autonomías entiendan que el futuro modelo estará lastrado por esta merma en los ingresos. La remontada de la crisis, además, se prevé lenta. Organismos internacionales la cifran en el entorno de los 10 años, justo la caducidad que tendrá el nuevo modelo de financiación autonómica.