La crisis une a Iberia y British Airways

Julio Díaz de Alda

ECONOMÍA

La operación les permitirá ahorrar costes y negociar con ventaja la compra de aviones y combustible

30 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Tras diez años de irregular noviazgo, Iberia y British Airways (BA) por fin se casan. Los presidentes de ambas compañías, Fernando Conte y Willie Walsh, respectivamente, escenificaron este martes el «sí, quiero» para anunciar la apertura de conversaciones que darán como fruto la que será la tercera aerolínea del mundo por ingresos y la quinta por número de aviones. Una y otra han hecho de la necesidad virtud y, en plena crisis del sector, han decidido caminar de la mano. «Juntos somos más fuertes que por separado», reconocieron ambos directivos.

Las dos aerolíneas mantendrán sus marcas comerciales controladas por una tercera sociedad en la que, por ahora, no está decidido quién llevará el timón. Los mercados celebraron la noticia y las acciones de la española subieron un 20,73% hasta los 1,98 euros, mientras los títulos de BA repuntaron un 5,97%. Ni Conte ni Walsh dieron demasiadas pistas sobre la operación, aunque sí aclararon que la española ha comprado ya un 9,9% de la británica, en un claro gesto de reciprocidad frente al 13,5% que tiene British en Iberia. De ese paquete de BA, adquirido durante los pasados meses de mayo y junio, un 2,99% corresponde a acciones físicas que Iberia adquirió en bolsa y el resto está apartado en lo que se conoce como derivados, una suerte de derechos de compra garantizados a un precio cierto.

La intención de Iberia es convertir poco a poco esos derivados en títulos normales. De todos modos, no se superará el 10%, límite que impone la legislación española a ese tipo de participaciones cruzadas con empresas extranjeras. Una y otra han comunicado a sus respectivos Gobiernos su intención de fusionarse.

Fusión atípica

El modelo de fusión es un tanto atípico, pues una y otra mantendrán una cierta independencia en el día a día, siempre controladas por una tercera sociedad. Iberia y British mantendrán sus respectivos consejos de administración. Esa futura compañía, a la que Conte y Walsh se refirieron como «la tenedora», será precisamente un holding que recogerá todas las actuales acciones en circulación de ambas y las convertirá a su vez en nuevas acciones de la futura Iberia-British Airways que cotizarán en las Bolsas de Madrid y Londres.

Los dos directivos rehusaron explicar quién tendrá el control real o en virtud de qué criterios se valorarán las dos aerolíneas para decidir cuál pesa más en el proyecto común. «De eso se encargarán los bancos de inversión», dijeron Conte y Walsh. Los criterios pueden ser muchos y no siempre ofrecen una misma fotografía. Si bien es cierto que BA es mucho mayor que Iberia en cuanto a tamaño, capitalización, flota o personal, su situación financiera no es ni mucho menos boyante.

Acumula una notable deuda que contrasta con la lustrosa caja de más de 2.500 millones de euros que atesora la española. Ambos directivos dejaron entrever que la actual participación de los accionistas en las dos compañías podría ser más o menos la misma que tuvieran después, en proporción, en el holding. Eso daría una clara preeminencia a Caja Madrid, que controla un 23% en Iberia. La clave es que el capital de BA, que no cuenta con socios de referencia, está mucho más repartido que el de la española. Conte y Walsh comparecieron sonrientes, pero la relación de BA e Iberia no ha sido siempre idílica. La británica entró en el capital de la española en 1999 cuando fue privatizada y bajo la condición de socio industrial. Pero desde entonces no ha querido involucrarse demasiado.

La principal ventaja de la fusión es poder afrontar el futuro con una posición de mayor fortaleza. Juntas podrán lograr muchísimo mejores precios por el carburante y en el plano comercial podrán diseñar una estrategia conjunta de precios, rutas y frecuencias. Iberia es líder en el tráfico entre Europa y América Latina, mientras British controla el tráfico con EE.?UU. Aspectos esenciales para un futuro en el que la crisis puede dejar en el camino a más de una compañía relevante.