En su discurso de investidura, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, brindó al PP un pacto por la financiación autonómica. «La España que defiendo -dijo-, extrae su riqueza de la diversidad, unida por su pasado y por su futuro. Nadie tiene más derechos por nacer en ningún lugar».
Hace solo unos días, el presidente gallego aludió a la inminente publicación de las balanzas fiscales autonómicas señalando que estas «expresan una realidad deformada de la economía y no incluyen variables relevantes en el sistema». Pérez Touriño indicó que plantearía estas «distorsiones», como la dispersión de la población, el envejecimiento de la ciudadanía o la domiciliación fiscal de empresas que generan su actividad en otras comunidades autónomas, para «definir» el nuevo modelo de financiación.
Galicia hará frente común con Extremadura y Asturias. Pero delante tendrá a Cataluña o Andalucía, que cuestionan los criterios de reparto, quieren negociaciones bilaterales, piden que se atienda al número de habitantes de manera proporcional y exigen «límites» a la solidaridad.