Un gallego en el fútbol americano

Xosé Ramón Castro
X. R. CASTRO VIGO / LA VOZ

DEPORTES

Antón Viñas, con una beca, es el pateador del equipo de un instituto de Seattle

22 mar 2011 . Actualizado a las 20:50 h.

En Galicia jugaba al rugbi, una beca le permitió irse a estudiar a Estados Unidos y en Seattle decidió adentrarse en el mundo del fútbol americano. Antón Viñas Díaz (Vigo, 1994) se ha convertido en el primer gallego que se pone casco para patear el oval.

Camino de los 17 años y en edad cadete en el mundo del rugbi, cuando pisó suelo americano tenía claro que quería practicar un deporte autóctono. «En España jugaba al rugbi, pero desde que recibí la beca tenía claro que quería jugar al fútbol americano, porque no hay nada más americano que eso», asegura. El primer problema fueron las reglas, muy distintas a las que conocía. Aun así, no puede quejarse de la temporada, ayudó al equipo del instituto Glacier Peak a ganar la Liga de Segunda División con una sola derrota en todo el curso, accediendo después al primer equipo.

Nada más llegar a Estados Unidos para estudiar historia y literatura americana, comenzó a practicar. Antón recuerda: «Al llegar aquí empece con las prácticas, en las que básicamente se prepara a los jugadores físicamente en el gimnasio durante incontables días. Más tarde empezamos las prácticas formales y, siendo español, consideraron que tenía buenas piernas, así que acabe como pateador y como córner en la línea de defensa». En el segundo equipo del instituto del barrio de Snohomish, en donde reside, aproximadamente habrá metido «como 20 o 25 puntos en total, dos intercepciones en defensa, unos cuantos placajes y peleas. Por cierto que cuando tienes tantas protecciones después de haber jugado al rugbi, esto era como mantequilla».

Su etiqueta de buen defensor y su envergadura (mide 1,80 y pesa 75 kilos) le sirvieron para llegar también al primer equipo, que se clasificó para jugar el play off tras ganar la Liga de la conferencia oeste de Washington sin perder ningún partido. Con ellos, el gallego pateador sumó cinco puntos. Lo peor es que los nervios le jugaron una mala pasada en el primer cruce y quedaron eliminados. «El estrés y la tensión traicionaron al equipo en el primer partido de play off y quedamos fuera», afirma.

Antón Viñas alucina con el trato que los americanos dispensan a sus equipos de formación. Pone como ejemplo el instituto que le cobija este curso: «En Glacier Peak hay un programa fabuloso, con muchos entrenadores y 60 chicos entrenando todos los días casi tres horas con técnicos especializados cada uno en una parte del juego. A nosotros no nos lo decían, pero se notaba que la comunidad había invertido mucho tiempo y dinero en ese equipo... comidas, animadoras, buses, protecciones...», explica.

En lo personal admite que tanto el fútbol americano como la aventura de Seattle le han servido de experiencia vital. «Hacer un deporte me ha ayudado no solo a desenvolverme en la sociedad, también a entenderla mejor, puesto que aquí gran parte de la sociedad gira en torno a deportes, especialmente al fútbol», una afirmación que no está reñida con la morriña que le suele «atacar cuando escucho una gaita en mi iPod».