Vuelven a saltar las alarmas con Guardado, que ayer dio un paso atrás en su recuperación. Mientras completaba su primer entrenamiento con el grupo, tuvo que frenar y retirarse a los vestuarios debido a una sobrecarga en los isquiotibiales de su pierna izquierda.
Se trata del mismo músculo que se rompió el pasado 12 de octubre durante la concentración con su selección una microrrotura fibrilar en los isquiotibiales del muslo izquierdo. Según el parte médico emitido entonces, «en este tipo de lesiones musculares, los plazos estimados de regreso a la competición oscilan entre las tres y las cinco semanas».
De carácter supercompetitivo y deseoso de ayudar a sus compañeros a remontar el vuelo, la pasada semana se había declarado dispuesto a regresar al equipo. Tras el episodio de ayer, según el club, Guardado no será sometido a pruebas adicionales a las ya previstas. Se considera una simple llamada de atención que obligará a redoblar las precauciones con él para evitar recaídas en su restablecimiento total. En cualquier caso, sí que sirvió para descartar su concurso en el partido del próximo domingo a las cinco de la tarde en Valencia contra el Levante.
Urreta sigue al margen
El internacional, junto a Urreta y Antonio Tomás, se perfilan ya como bajas seguras para el choque. Estos trabajaron ayer al margen. El uruguayo inició ayer su quinta semana de recuperación del esguince de grado dos en el ligamento lateral interno de la rodilla derecha que sufrió en la tercera jornada contra el Getafe. En aquel momento, el período estimado de recuperación oscilaba entre las tres y las seis semanas, por lo que Urreta está cerca de cumplir el peor de los plazos posibles.
La sesión se completó con los sustos de Pablo Álvarez, quien se retiró con una sobrecarga en los abductores de la pierna izquierda, y Seoane, que sufrió un episodio de gastroenteritis. Por contra, Juca y Desmarets, bajas el pasado domingo, se entrenaron sin novedad y podrían convertirse en las grandes novedades frente al Levante. En cambio, no saltaron al césped Laure, Zé Castro y Rindaroy, aunque sus dolencias son leves.