La selección honra su trayectoria

José M. Fernández REDACCIÓN/LA VOZ.

DEPORTES

El grupo de Sergio Scariolo ofreció ayer su mejor versión desde que comenzó el Campeonato del Mundo

05 sep 2010 . Actualizado a las 16:41 h.

Asunto arreglado. Los chicos que nunca habían fallado tampoco lo hicieron ayer, en su primera cita decisiva del Mundial de Turquía. En la reedición de la final de hace cuatro años frente a Grecia, España resolvió todas las dudas que había sembrado a lo largo de la primera fase. En cuarenta minutos vibrantes, frente a un rival que nunca se entregó, la generación de oro vuelve a apuntar a todo. La siguiente estación, el próximo miércoles, en cuartos de final, frente a Serbia, víctima de la selección española en el último Europeo.

Grecia sigue siendo uno de los blancos favoritos de los españoles, como en el Mundial del 2006 de Japón o los dos últimos Europeos. Ayer, en la hora de la verdad, cuando los errores ya no tienen solución, España dio una buena medida de sus posibilidades, menores de las que acumularía con Pau Gasol presente o con el lesionado José Manuel Calderón, pero posibilidades al fin.

El inicio de «Baby Shaq»

Sufrió. En el el inicio, porque todo giró entorno a Schortsanitis, Baby Shaq , el mocetón de 140 kilos y 25 años que el próximo año jugará en el Maccabi. Un par de tapones consecutivos de Marc Gasol a su compañero de generación y el jugador frente al que se consagró en la final de Japón apagaron el buen inicio griego. Pero sería la segunda unidad de Scariolo, el presunto grupo de reservas al que se les ha pedido insistentemente en los últimos días un mayor esfuerzo, la que se encargó de fabricar las primeras rentas para España, con mención especial para un Fran Vázquez imperial. El pívot gallego amarró a Schortsanitis y a Borousis, intimidó a los lanzadores griegos y anotó en momentos vitales.

Aportación colectiva

Antes del descanso, los diez jugadores habían estrenado su casillero, incluido un Raúl López que no cometió error alguno. Una buena señal para Scariolo: nadie se esconde. España se fabricó en el descanso una renta de 6 puntos (37-31), escasa para la sensación de superioridad de un equipo que exhibía más compromiso que el enorme talento que sigue atesorando.

Grecia seguía viva, pero a costa de un esfuerzo supremo, de un desgaste mayor del que podía soportar. Cuando menos se esperaba, en el inicio del tercer cuarto, reaparecieron las mejores esencias de los guerreros helenos: tres canastas consecutivas para recuperar la delantera (37-38), pero la selección española de ayer nada tenía que ver con el grupo timorato e impreciso que cayó ante Francia y Lituania. Aguantó con entereza los mejores momentos griegos, aquellos en los que Diamantidis y Fotsis anotaban todo lo que caía en sus manos y preparó una defensa zonal que, a la postre, sería decisiva para atascar el ataque griego.

Rudy y Navarro

De nuevo con los presuntos suplentes, con la intimidación de Fran Vázquez, la garra de Reyes y la velocidad de Llull, España recuperó una delantera que solo perdería en el inicio del último cuarto (52-54). Gracias a una espectacular defensa, capaz de encoger el brazo de los griegos y de reducir a la mínima expresión el acierto de jugadores que pocos minutos antes parecían infalibles. Se diluyeron Spanoulis y Diamantidis, y emergió el carácter y los galones de los campeones del mundo y de Europa, de jugadores que como Rudy o Navarro remataron la impecable labor de un equipo con mayúsculas. Así entró España en los cuartos de final.

Serbia espera. Ya nada es imposible.