Chema Martínez se colgó la plata por pertinaz. Llevaba tiempo buscando el podio en todo tipo de citas y en el Europeo encontró la recompensa. Fiel a su estilo, apenas tuvo estarse quieto en el pelotón en los 10 primeros kilómetros, sino que enseguida tomó protagonismo para neutralizar un ataque suicida ruso e incluso tiró del grupo.
Pero cuando la carrera hizo su selección natural de la mano del suizo Viktor Röthlin, el madrileño estaba situado para meterse en el corte. Y cuando el neuvo campeón europeo pegó el hachazo para irse en solitario en pos del triunfo en absoluto se le pasó por la cabeza seguirle. Midió sus fuerzas y fue regulando para entrar segundo en la meta en medio de una gran explosión de alegría.
Para Chema Martínez (Madrid, 1971) la plata significaba repetir podio por tercera vez consecutiva en un Europeo. En las dos citas anteriores lo había sido en el 10.000. Primero oro en Múnich 2002 y después plata en Gotemburgo 2006. En un maratón de una gran cita atlética es su mejor posición hasta el momento. España acumula tres podios consecutivos en maratón en Europeos y ayer como premio adicional se llevó la Copa de Europa de selecciones.
El madrileño había preparado la cita a conciencia. Se pasó sus buenas temporadas en Sierra Nevada alternando entrenamientos en la playa con subidas en altitud, se cuidó más que nunca y llevaba la carrera estudiada hasta el último milimetro. Tanto esfuerzo terminó encontrando recompensa. Con semejante esfuerzo, y aunque llegase a Barcelona en busca del oro no tuvo reparo alguno en reconocer que había sido su medalla más emotiva: ««Me sabe realmente bien esta plata, venía a por el oro y aspiraba a ganar, pero esta medalla es fantástica. Lo de la gente ha sido brutal, en todo momento me iba dando ánimo y ha sido una experiencia espectacular, la gente me ha llevado en volandas en los peores momentos».
En la línea de meta montó su show y el primer abrazo se lo llevó la lucense Alessandra Aguilar que el día anterior había sido séptima en la misma maratón. Desde Pekín le une una buena amistad y ahora puede señalarle el camino de las medallas.