El pilotaje de Alonso y la reacción en Ferrari para evolucionar el F10 están siendo claves para ver al español con serias aspiraciones al título. Hace solo dos carreras, tras el Gran Premio de Gran Bretaña, Fernando se quedaba a casi dos victorias del liderato, entonces un Lewis Hamilton que salía de un oscuro túnel gracias a dos victorias consecutivas (en Estambul y Silverstone). En solo dos carreras, con el triunfo en Hockenheim, y el meritorio segundo puesto de ayer en Hungaroring, Alonso se queda a solo veinte puntos del líder, esta vez Mark Webber quien, contra pronóstico, ya acumula cuatro victorias esta temporada. Así, mientras el liderato solo ha incrementado en 16 puntos en las dos últimas carreras, Alonso ha colocado 43 puntos en su casillero, de 98 a 141.
Pero lo más importante, además de mejorar en la clasificación, es la sensación de recuperación y fiabilidad que vive el F10, a rebufo del Red Bull y McLaren durante buena parte del mundial. La escudería inglesa parece ahora haber tomado el relevo en los problemas y no consigue rodar al ritmo de sus principales rivales. Su crisis llega en el momento menos idóneo, el del parón estival, donde la FIA impone un descanso mínimo obligatorio a las escuderías antes de la carrera de Spa.
Si bien McLaren cuenta con el piloto más peligroso para Alonso, Lewis Hamilton, nadie cuestiona que el mejor coche de la parrilla es el Red Bull. Después de rodar prácticamente en los mismos tiempos que Ferrari en el Gran Premio de Alemania (solo dos milésimas separaron a Alonso y Vettel en la calificación), ayer en Hungría volvió a destacar con ventajas fulminantes que habrían concluido con un doblete de no haber mediado situaciones extraordinarias. Pero Alonso, como ocurrió ayer, consigue bregar los domingos lo que no es capaz de arañar en las jornadas de calificación donde los Red Bull se muestran intratables.
Quedan siete carreras, algunas son verdaderas incógnitas porque tratarse de circuitos inéditos en el Mundial (Abu Dabi y Corea), pero para Alonso sería muy importante que McLaren tardase aún más en reaccionar.