La tensión en el Pontevedra provoca un incidente entre Gerardo y Espadas
PONTEVEDRA CIUDAD
Los dos llegaron a las manos a la conclusión del entrenamiento pero terminaron abrazados y manteados
04 jun 2010 . Actualizado a las 11:23 h.Se nota la tensión en el Pontevedra, exteriorizada en este caso por Gerardo e Iban Espadas. Los dos se enzarzaron a la conclusión del entrenamiento, después de que uno y otro se estuviesen buscando a lo largo de la sesión. Al final les separaron sus compañeros, Alfaro llamó al orden, se dieron un abrazo y hasta se fueron de cañas. Un incidente nada agradable con pinta de hacer todavía más piña. Cosas de la fase de ascenso.
Todo sucedió cuando la práctica totalidad del equipo se encontraba estirando. Gerardo Carrera e Iban se encararon y terminaron forcejeando ante la mirada de sus compañeros, que reaccionaron con celeridad para separarlos después de un par de empujones. El pique entre ambos venía del partidillo anterior y todavía no se habían calmado los ánimos cuando de la palabra pasaron a la acción. Aún así la cosa no pasó de agarrones.
Un puñado de segundos
El forcejeo apenas duró un puñado de segundos. Separados, a regañadientes y ofreciendo resistencia, por sus compañeros los dos fueron llamados a capítulo por Pablo Alfaro, que ordenó que se mirasen frente a frente y limasen sus asperezas sobre el mismo césped del campo de Poio.
Durante un buen trecho, los dos discutieron sus diferencias con gestos ostensibles de reprobación. Incluso en algún momento salió a pasear el dedo acusador (especialmente por parte de Iban Espadas) pero al final el preparador del Pontevedra consiguió su objetivo. Que tanto Iban como Gerardo terminasen abrazados sobre el campo. Incluso con alguna caricia y palmadas en el hombro de por medio. Para dejar constancia que fue un mal pasajero y que la unión impera en el vestuario. Los dos precisaron después que fue un lance sin importancia y que únicamente venía a demostrar la intensidad con la que está trabajando el equipo granate a lo largo de toda la semana.
Reacción del plantel
Además sus compañeros reaccionaron con gran celeridad. Retornados al grupo los dos fueron manteados por el resto de la plantilla para finalizar el entrenamiento. Incluso hubo quien opinó después que este tipo de actos hacen piña. «Es lo bonito del fútbol, a mí me encanta que haya piques», comentó Igor de Souza sobre lo acontecido, que consideraba lo sucedido como lo más normal en el mundo del fútbol cuando hay tantas cosas en juego.
Y a los protagonista tampoco le fue nada mal, porque los dos, que mantienen una buena relación personal, acabaron de cañas por Pontevedra. Es de suponer que una sola. Porque el domingo hay que conducir un partido para seguir creyendo en el ascenso. «No hay que pararse en tonterías de este estilo porque aquí lo único que importa es el partido del domingo y los dos estamos igual de implicados en la lucha por el ascenso de categoría», sentenció el centrocampista. En todo caso el incidente sirvió de ensayo general para lo que pueda pasar el domingo ante un rival dispuesto a cualquier arte.