Saltaron las alarmas en el segundo tiempo del derbi entre el Celta B y el Lugo. El conjunto rojiblanco, que iba por delante en el marcador, sufrió un llamativo bajón en los últimos minutos, cuando los celestes se les echaron encima, y a punto estuvieron de quedarse con una victoria que finalmente terminó en reparto de puntos. Según el responsable de la parcela física en el equipo, Fran Soto, no hay que temer, pues el estado físico general del equipo «es bueno».
Para Soto, las causas de que el Lugo sufriera en ese encuentro hay que buscarlas precisamente en el desarrollo del mismo. Que no consiguiera encontrar su fútbol, ese en el que demuestra sentirse cómodo con el balón, y fuera el Celta B, el que a raíz del gol se hiciera con el control, tienen gran parte de culpa de lo sucedido, según el técnico. «Fue el único punto gris -dice-. En el resto de los partidos estuvimos bien».
Y en este punto, explica su tesis: «Me gusta siempre decir lo mismo, y es que no creo que la preparación física sea tan determinante en el rendimiento. Influye más la forma de jugar, y el Lugo defiende en espacios cortos, y si nos desajustamos, como nos pasó ese día, nos crean problemas, por eso el equipo dio la sensación de haberse partido».
Buenos entrenamientos
No considera Soto que los últimos resultados del Lugo, los cuatro partidos sin conocer la derrota, se deban a un tema en el que el nivel atlético de la plantilla haya influido. Más bien a una suma de falta de efectividad arriba y de errores puntuales atrás. En su parecer, se están entrenando como hasta ahora, y el nivel de los jugadores en las sesiones preparatorias es de un alto grado de compromiso.
Tampoco piensa que el método de trabajo utilizado difiera de lo que hacen el resto de conjuntos de la categoría, por eso asegura que la aparente diferencia a favor de los rojiblancos en buena parte de la temporada, en cuanto a un rendimiento superior, o a una resistencia mayor que sus contrincantes, no era más que «una sensación» condicionada por el «estilo de juego» tan característico de un Lugo que vive por y para el balón.