Un emperador coruñés para la Serie A del fútbol sala italiano

DEPORTES

07 dic 2009 . Actualizado a las 14:32 h.

Con el fútbol sala coruñés desangrandose después de la desaparición del Loureiro y la ausencia de equipos de élite masculinos, un heredero del histórico Chaston mantiene viva la llama de la que un día fue considerada como la cuna del fútbol sala español.

Julio Fernández Correa, ex portero de aquel legendario equipo campeón de Liga y Copa, entrena esta temporada al Arzignano Grifo, cuarto clasificado y equipo revelación de la Serie A del fútbol sala italiano. «Tengo un buen grupo de jugadores y la suerte de que a nivel humano también son excelentes. Vamos cuartos pero ahora nos llegan partidos que serán duros de verdad», comenta dichoso de poder pasear el nombre de la ciudad por el mundo.

«Llegué a Italia por un equipo que me encontró mi amigo Ramiro Díaz, que entrena a la Trevignana. Esto fue en diciembre de hace dos años», comenta. El club era el Carrechiuppano, al que cogió en la tercera categoría y el año pasado lo subió a segunda desplegando un fútbol sala dinámico y espectacular.

«El presidente se fue y tuve que buscarme otro trabajo». El Arzignano Grifo. Un club de la división de honor italiana de futbol sala que el año pasado ganó la copa de Italia pero que esta campaña tuvo muchos problemas económicos e incluso lo tuvo difícil para salir.

Reconstrucción

Julio Fernández no lo tuvo fácil en su inicio. Los mejores jugadores abandonaron el equipo al encontrar ofertas económicas muy superiores, pero apeló a la paciencia y al trabajo con los más jóvenes para reconducir la situación.

En la pretemporada, el Arzignano Grifo disputó la Supercopa contra la Luparense, un conjunto todopoderoso que recientemente acaba de eliminar a ElPozo Murcia de la Copa de Europa. En la previa las apuestas variaban en saber el número de goles que iba a marcar el Luparense, pero el conjunto de Julio Fernández vendió muy cara su piel y solo hincó la rodilla en los últimos segundos de partido. «La verdad es que no nos están saliendo mal las cosas. A la gente le gusta el juego que hacemos y a un partido podemos asustar a cualquiera», recuerda con orgullo y satisfacción.

«Por suerte este año por fin hago lo que más me gusta, que es entrenar. Marcarse objetivos es difícil pero básicamente puedo resumirlos en intentar ofrecer espectáculo y ayudar en lo posible a que este club recobre la confianza en sí mismo. Ahora mismo, con esto me llenaría», añade.

La Luparense y la Trevignana son los dos equipos más fuertes de Italia. A partir de ahí, el Arzignano Grifo intentará convertirse en una alternativa en una de las competiciones más potentes del mundo. Todavía quedan coruñeses en el mundo para presumir de cuna del fútbol sala nacional.