Una lamentable tángana, iniciada por el entrenador del Caravaca CF Pepe Soler, deslució el fin de fiesta en un campo de O Couto que presentaba un gran ambiente, con más de cuatro mil personas en las gradas, una entrada que no se recordaba desde los tiempos de las fases de ascenso a Segunda A. Cuando el público se disponía a despedir al equipo rojillo entre aplausos por la victoria (1-0), emergió desde el banquillo un Pepe Soler que, ante el pitido final del árbitro que cortó un rápido contragolpe que podía ser la última jugada del partido, saltó al campo furioso, se encaró con el colegiado y luego la tomó con el portero del Ourense, Berto.
A partir de ahí se montó el follón. Los jugadores de los dos equipos comenzaron a enzarzarse en discusiones y agarrarse unos a otros. La típica tangana a la que asistían atónitos los espectadores, que habían visto un partido en el que no había habido ningún lance que permitiera adivinar tan lamentable final. Cuando los jugadores se retiraban al túnel de vestuarios, más jaleo y ya con manos y agresiones por el medio en las que se vieron implicados jugadores del Caravaca y algún miembro del cuerpo técnico del Ourense.
Pepe Soler, el primer implicado en el desagradable asunto, señalaba que «lamentables me parecen muchas cosas». Luego explicó que «había mucha tensión porque los dos equipos se jugaban mucho y al final a veces esa tensión se desboca». Soler reconoce que le puso la mano encima a Berto, pero afirma que fue solo para que el portero «no se me acercara, luego le dije 'perdona, es que estaba nervioso'».
El entrenador del Caravaca apuntó que después de las «palabras» la situación se complicó en el túnel del vestuario, donde dice que uno sus jugadores recibió un puñetazo.
Para el Ourense, la reacción del Caravaca se explica solo por su intención de calentar el ambiente para el partido de vuelta, donde se decidirá qué equipo asciende a Segunda B. Según Francisco Romero, el técnico local, solo querían «provocar». El entrenador del Ourense señaló que el Caravaca ya le hizo algo parecido al Estepona. Y consideró que Pepe Soler debería haber protestado al árbitro, pero no encararse con los jugadores del Ourense. «Se estaba moi nervioso, non é problema noso. O que querían era quentar o partido para a volta», dijo Romero, quien apuntó otras faltas «de respeto» del rival durante el partido.
Al finalizar el encuentro, unos doscientos seguidores del Ourense esperaron para despedir entre cánticos alusivos al autobús del Caravaca.
Fue un mal final para un partido en el que hubo un gran ambiente, que se vivió ya en los exteriores del estadio antes de que arrancara el encuentro. Una banda de tambores recorrió el terreno de juego, no cesaba de entrar gente en las gradas, con la tribuna llena, la preferencia cubierta hasta más de la mitad y la grada de fondo también poblada. El club pudo recaudar unos quince mil euros de taquilla por este partido.
La tarde comenzó muy calurosa y terminó demasiado caliente. El público se arrancó con aplausos para recibir al equipo, disfrutó en la primera mitad y sufrió en silencio la segunda parte ante un desdibujado Ourense. Al final, ante el espectáculo antideportivo protagonizado por los jugadores, el equipo del Caravaca fue despedido con gritos de ¡fuera, fuera! El próximo fin de semana será el desenlace de este serial.