Dos propuestas antagónicas y un mismo resultado, aunsencia de fútbol. Eusebio y Javi López quisieron ganar de formas distintas, y nadie llegó a su destino bajo lo que había preconcebido. El Celta se llevó el partido sin tener el balón cuando más lo necesitaba, y el Alavés perdió siendo osado más tarde de lo esperado.
La ausencia de Ghilas y Dinei
Se tenía que notar ofensivamente y se notó pero hubo más. En toda la temporada al menos uno de estos dos futbolistas había estado sobre el campo, ayer no. Al Celta le hacen falta en su ataque pero también en el control del juego. Su capacidad para retener un balón no la tuvieron ninguno de los futbolistas que salieron ayer en la tripleta ofensiva. Esto provocó muchas más imprecisiones en un sistema que necesita la posesión para alimentarse.
La isla de Dani Abalo
Si alguien en el campo estaba dispuesto a morir matando ese fue el arousano Dani Abalo. Se empeñó en probar todo lo que tiene en su repertorio y si no le salió más es porque no tenía a nadie que le acompañase hasta que apareció Aspas.
El cambio de Iago Aspas
La presencia del moañés en el campo podía resultar arriesgada pero no lo era cuando este futbolista atesora tanta calidad. Solo con él en el campo el Celta fue otro. Condenó a David Rodríguez a la banda izquierda, y su posición en el centro del ataque fue para hacer de Messi. Se echó el equipo a la espalda, y salvó al Celta de prolongar su sufrimiento una jornada más.
Los minutos de Jonathan Vila
Otra vez, coincidencia o no, el porriñés no aportó lo que de su presencia se espera. Al contrario, el Celta estuvo más nervioso que en los minutos anteriores. No solo encajó el empate sino que además propició una opción para que el Alavés ganase el partido. Trashorras puede no aportar en su sacrificio ofensivo, pero mantiene la pelota como nadie en su equipo. En un momento en el que hacía falta control, el Celta lo perdió.
Dos defensas indecentes
Que el Alavés haya encajado 63 goles en esta temporada, y el Celta 55, no es una casualidad. Ayer ambas defensas demostraron su vulnerabilidad ante cualquier mínimo soplido de aire fresco. A los célticos se lo aportó Aspas, y a los vitorianos Juanjo. Ambos porteros pudieron encajar varios goles más de los que recibieron. En esta jornada se le puede atribuir a los nervios, pero fue un calco de lo que ha sucedido en gran parte de esta Liga. A los vascos les ha condenado al descenso, y a los vigueses casi.