El Ourense recoge una escasa renta de su dominio total sobre el Uni

OURENSE CIUDAD

07 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los seguidores del Club Deportivo Ourense se frotaron los ojos en reiteradas oportunidades, sin dar crédito a lo que vieron. Su equipo dominó por completo a un Universidad de Oviedo que, aún así, se marchó vivo de O Couto, a un único gol de darle la vuelta a la eliminatoria. La contienda comenzó con una polémica acción de Sanginés, que se benefició de una posición de fuera de juego para asistir a un Martín que adelantó a los rojillos antes de que se cumpliera el primer minuto de juego. Pero el sentimiento de culpa del trío arbitral le pasó una cara factura a los anfitriones. Y es que las siguientes incursiones de una escuadra que desbordaba con facilidad a la zaga asturiana eran cortadas una y otra vez con banderazos del juez asistente y, para mayor escarnio de los presentes, un encontronazo de Álex con el ariete Juan Sánchez fue castigado con una pena máxima que ejecutó Quinos de modo soberbio. A pesar de que los visitantes volvían a meterse en el partido, el rodillo de los ourensanos era insistente. Sanginés desperdició un buen servicio de Arenas y, poco más tarde, también se le fue alto un intencionado chut desde el borde del área. Moisés y Antonio Fernández campaban a sus anchas en el medio centro y una combinación de éste último con Arenas, terminó con un disparo flojo de Martín, que atajó sin problemas el siempre seguro Chema. También flojeaban los centrales universitarios y un regalo de Beni a Martín dio paso al blocaje a la desesperada del guardameta, que remachó Rafa con su tercera diana en otras tantas apariciones en la promoción. Sólo en la recta final del primer período el cuadro ovetense puso en verdaderos apuros a Berto, en un remate de Viña que el de Ribadavia atrapó en dos tiempos. Aún quedó tiempo para otro error más de Jorge Ordóñez, que Arenas se encontró de repente y saldó con un trallazo que se marchó alto. El intermedio parecía una bendición para un Universidad que había estado desdibujado durante cuarenta y cinco minutos y lo cierto es que Adolfo Pulgar consiguió reorganizar a los suyos tras la salida de vestuarios, adelantando ligeramente su retaguardia y concediendo menos espacios en la medular. Hasta un centro chut de Roberto estuvo a punto de sorprender a Berto, pero llegaron nuevas propuestas del monólogo rojillo. Un activo Rafa envió fuera la culminación de otra de sus veloces carreras hacia el área. Martín y Arenas firmaron otra de sus letales conexiones con un pase a Rafa que cortó un zaguero cuando el ecuatoriano tenía el gatillo preparado. Incluso de cabeza remató el carrilero otro centro forzado de Sanginés y el larguero repelió el balón cuando se cantaba el tercero en la grada. A partir de ahí, al cansancio de un Ourense que había realizado todo el gasto se unió la nefasta actuación de Román Román, que perdonó la tarjeta roja a Jorge Ordóñez, cuando era el último zaguero y derribó con claridad a un Martín que se marchaba sólo hacia la portería de Chema. El enfado del público le resbaló a un trencilla que siempre fue más riguroso con las entradas de los futbolistas de casa y consiguió minar su moral en unos últimos compases que frenó con sus interpretaciones. Con las fuerzas flaqueando, los inconmensurables Antonio y Moisés también se sumaron al ataque, el mayor de los Pereiro tras una buena pared con su hermano, que desbarató otra vez un atinado Chema. La sentencia de la eliminatoria queda así aplazada.