La afición, que todavía llora las frustradas tentativas de ascenso ante Sevilla B, Córdoba y Ceuta, se llevó otro varapalo en Valladolid y Lugo cuando volvía a creer en el Pontevedra
14 abr 2009 . Actualizado a las 17:15 h.La afición del Pontevedra no gana para disgustos y va camino de convertirse en una de las grandes sufridoras de Segunda B junto a la de la Cultural, que lleva la friolera de 26 años sin ver fútbol de élite, o la del Barakaldo que ya acumula 28. Los hinchas granates más jóvenes tuvieron la oportunidad de vivir esa experiencia en la temporada 2004-2005, pero para su desgracia el fútbol espectáculo de la categoría de plata solo duró nueve meses.
Desde entonces, los jugadores se han acostumbrado a ponerle el caramelo en la boca para sacárselo de cuajo cuando empezaban a saborearlo. Eso es exactamente lo que ha ocurrido en los últimos cinco años y si nadie lo remedia volverá a suceder en mayo porque el equipo dio síntomas de atascamiento en Lugo, en el momento decisivo del campeonato.
Gay resucitó las ilusiones
El regreso de José Aurelio Gay al banquillo fue como una luz al fondo del túnel para los que todavía creían en las opciones del Pontevedra. Sin embargo, parte de las pocas ilusiones que les quedaban se fueron al garete con el empate contra el Celta B (1-1) y la derrota en Irún ?(1-0). El equipo descendió a la decimotercera plaza a once puntos de la promoción, con solo cinco sobre la zona de descenso, y encima el Dépor B amenazaba con darle otro empujón hacia el abismo.
Ese partido de película de terror se solventó con una victoria épica después de aguantar durante una hora el asedió herculino sin tregua con un jugador menos sobre el campo por la injusta expulsión de Danilson.
El triunfo de Abegondo, clave
Gay reconoció haberse sentido al borde del infarto, pero esos tres puntos empezaron a devolver la confianza a sus hombres en el tramo en el que el Pontevedra había firmado sus mejores números en la primera vuelta.
Otro agónico triunfo sobre el Santander B (2-1) permitió alejar otros cuantos fantasmas y la resurrección se confirmó tras golear al Sporting B sufriendo ?(0-3). La afición volvió a engancharse de nuevo y Pasarón empezó a lucir mejor aspecto. Pese a ello, ni los más optimistas esperaban que el Pontevedra lograra enlazar otras tres victorias frente a Marino (4-1), Bilbao B (0-3) y Barakaldo (1-0).
Seis triunfos para soñar
Los seis triunfos consecutivos desataron la euforia y no fueron pocos los que trataron de encontrar un paralelismo entre la trayectoria del Pontevedra y la del Racing de hace dos temporadas, que lograra ascender después de meterse en los puestos de promoción en la penúltima jornada de liga.
Pero una vez más llegó la bofetada. El Valladolid B, colista, dejó helados a los incondicionales que se desplazaron hasta los anexos de Zorrilla al ganar por ?3-1. Ese resultado no sorprendió porque es habitual que un equipo frene una racha inmejorable ante el adversario más endeble. Cosas del exceso de confianza. Sin embargo, la preocupación regresó mínimamente al graderío al acabar pidiendo la hora ante la Cultural tras ir ganando por ?2-0 a los 12 minutos.
El Lugo despertó los fantasmas
La expulsión de Yuri sirvió para quitarle hierro al asunto, pero la mala imagen en el Anxo Carro ha despertado los peores temores a sufrir otra decepción. El Lugo ganó a base de motivación y actitud positiva. Los granates solo fueron a por el partido con el tanto de Gato de penalti.
Aurelio Gay les dio un merecido tirón de orejas en la rueda de prensa. Su intención es que despierten porque todavía dependen de sí mismos para acabar cuartos. El domingo se saldrá de dudas ante el Ciudad de Santiago en Pasarón. Será el ser o no ser del Pontevedra en la liga.