La contra atlética rompe al Dépor

Rubén Ventureira

DEPORTES

Los cambios del equipo deportivista llegaron demasiado tarde, ya con el 0-2 en el marcador

13 abr 2009 . Actualizado a las 17:05 h.

Tras el bochorno contra el colista, Lotina habló como un hincha. Lo que dijo el técnico del equipo, que le faltó intensidad y actitud, es lo mismo que pensaban el 99% de los aficionados. Faltaba comprobar si el mensaje había llegado nítido a los oídos de los jugadores, faltaba saber si la plantilla tenía la insatisfacción del deber cumplido, si tenía sed de Europa tras lograr el objetivo de permanecer en Primera o bien ya estaba saciada. La duda se despejó ya en los primeros minutos. El Dépor tuvo actitud, pero, salvo en el arreón final, le faltó profundidad, mordiente e inspiración.

Pese a su aviso a navegantes en Montjuich, el técnico deportivista solo introdujo un par de cambios respecto al once que fracasó contra el Espanyol, y ambos por imperativo legal. Por Zé Castro, que no puede jugar contra el Atlético, entró Juan Rodríguez, que dio consistencia al mediocampo coruñés. Y al sancionado Verdú lo suplió Valerón, quien se perdió en un partido jugado a un ritmo trompicado.

Activo Guardado

La primera mitad fue una oda al centrocampismo, en la que ambos equipos se consiguieron mantener alejados de las porterías. La meta la intentó buscar Guardado con un eslalon a lo José Luis Vara, de área a área, pero se le acabó la fuerza (min 9) antes de poder articular la pierna. Al mexicano no le arredraron ni las malas mañas de Pablo Ibáñez, Maxi Rodríguez y Heitinga, que vieron sendas amarillas por frenarlo a patadas. Nada acongojado por la violencia rival, Guardado portó la bandera blanquiazul en el primer tiempo: tuvo empuje y decisión, pero le faltó precisión e inspiración en los centros y en el pase. Fue el más activo de un Dépor con tracción trasera que apostó por sorprender a la contra, pero que apenas pisó área en parte porque Pérez Lasa fue el mejor líbero colchonero.

El Atlético se mostró partido en dos en ese primer acto. Atacaban cuatro y el resto intentaba defender. Pero no fue la habilidad de su brigada de ataque, sino dos despistes defensivos deportivistas, los que originaron sus primeras aproximaciones peligrosas. Lopo impidió in extremis el remate de Forlán en el área (min 16) y Simão rozó al palo (min 20) tras plantarse esquinado ante Aranzubia. Los colchoneros, atascados ante el muro local, no volvieron a generar peligro hasta que lanzaron una contra que acabó con Forlán conectando con Agüero, que batió a Aranzubia (min 44) con sus dotes de crac. El gol psicológico colocó un injusto 0-1.

Lotina mantuvo el once tras el descanso. El Atlético dio un paso atrás para aferrarse al fútbol que ha sido su seña histórica, el contragolpe. El Deportivo lo intentó por las bandas, pero le siguió faltando profundidad y acierto en los metros finales. El estado del partido reclamaba un segundo punta, pues, con Valerón desaparecido en combate, Lassad era una isla en ataque mientras Bodipo se cansaba de calentar. Con el sevillano ya correteando en la banda, el Atlético estuvo a punto de matar el partido cuando Maxi irrumpió solo en la esquina derecha del área local y disparó con violencia al larguero (min 49).

Los minutos transcurrían anodinos, con el Dépor atascado y el Atlético tan pancho, y los relevos no llegaban. Hubo cambio, pero de ritmo, de Simão que marcó en una acción eléctrica (min 69). Y con el 0-2 llegaron, tarde, los relevos. Primero el de Bodipo por Lafita. Después, el del inspirado Pablo Álvarez por Lassad. El gol postrero de Bodipo (min 86) hizo temblar al Atleti, pues el Dépor aún pudo empatar por medio de Juan Rodríguez (min 90).