Los principales equipos de fórmula 1 maquinan cómo copiar esta pieza clave para evitar que el comienzo del Mundial sea un monográfico de la escudería Brawn GP
01 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.Frente a un pronóstico extremo de Fernando Alonso -«a este ritmo, los Brawn pueden ganar las diecisiete carreras», dijo-, las escuderías de fórmula 1 trabajan a turnos forzados en sus fábricas europeas para incorporar cuanto antes a sus coches el difusor mágico que también montan los equipos Toyota y Williams. Si es posible en Malasia el próximo domingo, mejor que mejor. Y si no, en el Gran Premio de China, dentro de tres fines de semana. Se ha desatado la caza de la pieza milagro.
Todos los talleres de la fórmula 1 se percataron hace seis o siete semanas de que el enemigo se llamaba Brawn. Fue entonces, con el debut de la nueva escudería en los entrenamientos de Montmeló, cuando comenzaron a plantearse que debían modificar sus monoplazas. Jenson Button y Rubens Barrichello marcaron entonces los mejores tiempos y dieron la señal a los demás.
El trabajo de los grandes
Los cinco grandes del circo de las cuatro ruedas (Ferrari, McLaren, BMW, Renault y Red Bull) llevan más de un mes ideando la manera de acoplar el doble difusor a sus máquinas, sin que ello perjudique el rendimiento del coche. Y aquí entra el poderoso caballero. Ferrari, McLaren y BMW, cuya capacidad económica es bastante superior a la de Renault, podrían tener listo ya para Malasia el dichoso aplique. Y en esa carrera contrarreloj también podría entrar Red Bull. La escudería de Fernando Alonso, con menos presupuesto que los otros, tendrá que esperar a China para probar la pieza.
Ingenieros y pilotos insisten en que no hay soluciones mágicas, que no se trata de colocar el doble difusor en la parte trasera del coche y ya está. A volar. «Es imposible copiarlo. No se puede cambiar el coche entero a tan corto plazo», dice Nick Heidfeld. «Se podría cambiar la mitad de la parte trasera, pero tiene un gran coste económico y no es el mejor momento», explica Chris Horner, patrón de Red Bull.
Cálculos
Los sabios de la fórmula 1 consideran que el difusor puede hacer más rápido cualquier monoplaza solo con incorporarlo, pero no proporcionar el segundo y medio de ventaja que tiene Brawn respecto a los demás. Una vez instalado, hay que enviar los datos al túnel del viento, comprobar su efecto, rediseñar el suelo del monoplaza y modificar por completo la caja de cambios. Se trata de volver a idear la parte trasera del vehículo. Y todo, sin posibilidad de llevar a cabo ensayos privados, prohibidos esta temporada. Un trabajo que Brawn ha realizado durante ocho meses y que el resto de equipos debe hacer en ocho semanas.
Las cuatro primeras carreras presentan el inconveniente de la distancia. Australia, Malasia, China y Bahréin son plazas donde cuesta evolucionar los coches. En Barcelona (10 de mayo) es seguro el desembarco masivo de difusores en todas las escuderías, si es que antes (el 14 de abril) el Tribunal de Apelación de la Federación Internacional (FIA) no anula las polémicas piezas ingeniadas por Ross Brawn. La FIA ya dijo que eran válidas antes de la carrera en Australia.
Si continúa con el mismo argumento, se reducirán las distancias, porque los equipos tendrán tiempo para desarrollar la copia, pero para entonces, tanto Jenson Button como Rubens Barrichello pueden haber realizado varios dobletes más, con lo que complicarían mucho la competición al resto.